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Después de varias horas el neurólogo despertó. Se encontraba sentado dentro de un cuarto oscuro y frente a él había una mesa.

—Ho... ¿Hola? —preguntó nervioso, apenas pudiendo mover los labios.

Luego de varios minutos una puerta se abrió. Una figura de aproximadamente un metro ochenta estaba parada en la entrada. Se encendieron las luces del cuarto y el hombre entró. James apenas podía percibir su alrededor con claridad; sus pupilas habían estado tanto tiempo a oscuras que le costó trabajo mirar sin sentir una ligera molestia. El hombre, vestido con un traje militar, traía en su pecho un pequeño gafete que decía: teniente Cordon.

—Te... teniente... por favor, debe tratarse de una equivocación.

—Usted violó un código de privacidad y ocasionó un desequilibrio en la transmisión satelital mundial; nuestros registros apuntan que la cantidad de energía utilizada fue excesiva, jamás se había visto algo parecido. Sus experimentos son algo que ni los mismos científicos de nuestras bases han podido realizar —contestó—. A partir de ahora, tiene dos opciones: o nos indica cómo lo hizo y trabaja para nosotros sin salir lastimado, pero jamás ser reconocido, o morir.

—Yo... 

—Sus teorías acerca de la vida eterna son exactas, pero demasiado ligeras. Quiere mejorar la calidad de vida de las personas mandándolas a vivir dentro de un juego... abandonando en cierto punto el plano físico y también el juego... ¿O no?

—Por favor —el teniente le apuntó directamente a la cabeza—. Bien, bien... En el momento de entrar en el juego... podrían vivir dentro de él, sin embargo, llegaría un punto en el que el juego se volvería su realidad y entonces ya no sería un juego. Ya no sería necesaria la manifestación física del plano en el que nos encontramos, sería obsoleto y abandonado.

—Pero busca el bien común. —afirmó Cordon.

—El mundo del juego es lo bastante grande como para permitir universos infinitos dentro de él, no hay necesidad de pasar hambre.

— Nosotros buscamos la esclavitud, y si usted saca al dominio público su descubrimiento, provocará una libertad mental y habrá un descontrol humanitario.

—Pero la esclavitud es cosa del pasado. La búsqueda de poder es la búsqueda del ser, del yo interno y las personas estarán más cerca de encontrarlo con mi descubrimiento.

—¡Basta de parloteo! Su idea es buena, doctor, pero ahora hará las modificaciones que nosotros le indiquemos.

—Pero...

—A menos que quiera que Island, Sam y Cole sufran las consecuencias.

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