8 Te ame peligrosamente

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Narra Paula:

En mis recuerdos rondaban las palabras que leí sobre mi escritas por el chico del que me había enamorado y decían:

Ella es tan genuina que la dulzura corría por sus venas, en sus mejillas rosadas brotaba la nobleza, sus ojos tenían el color de la miel y en su corazón vivía un amor intenso por salir.

Lo encontré cuando trabajaba de mesera en el restaurante "Las memorias". Estaba con una chica rubia que ya había visto antes, pero verlos juntos me causo mucha inspiración, creo que me aferre demasiado a esa nota que escribió en una servilleta y la chica me entrego diciendo que era para mí, eso probablemente sería una broma, pero era verdad.

Volvieron seguido y viví tantos momentos con el que me enamoré, solo las tontas caen por él, pero caí. No sé en que pensaba, quizás la manera en la que me hacía vivir, la manera en la que salíamos por las noches a bailar descalzos en las montañas era tan mágica que simplemente no me quería retirar de esa magnifica historia.

El drama y su ausencia me siguen, sus actos y mis diálogos eran esenciales en nuestra historia y aquella promesa de "que lo nuestro se quede nuestro" aún sigue en mi memoria. No somos nada, pero lo fuimos todo, la etiqueta, el título, el nombre... insignificantes detalles tan anhelados.

Cierro los ojos mientras lo veo irse con sus amigos.

-Me fijé en ti porque eras diferente, vi algo en ti que no vi en los demás. Estabas ansiosa tal y como lo estoy yo-. Se acerco a mí y le mire a los ojos, el ambiente, su tacto, todo era perfecto-.

Luego nuestras peleas antes de comenzar el semestre.

-Sabias que te quería de verdad y que hubiese dado todo por ti, Paula. -le grita-.

-Entonces, ¿Por qué decidiste hacerme tanto dallo y actuar como si nada hubiera pasado? -.

-Mis intenciones no eran lastimarte, te quiero, pero no lo suficiente como tú a mi-. Me da la espalda-.

-Dijiste que te dejara ir, comprendo que necesitas alejarte de todo lo que te confunde y presientes que te va a lastimar, pero Liam, ¿Qué daño te he hecho yo? -. Me mira y sonríe de lado-. Eres un cobarde. -me voy de ahí con la esperanza de que me siga, pero no es así-.

Es la última vez que tuvimos una conversación y ahora después de haber pasado tanto tiempo juntos lo recordare, quizás en 2 meses le sigo llorando, quizás en otra vida le recuerde todavía. Deshacerse de un periodo de vida es imposible. No volveremos, ¿verdad?

Derramo una lagrima retirándome de ahí, sostengo en mis manos su sudadera y un gorrito, los veo y cierro los ojos intentando no recordar esos días felices. Esos días eternos. Pero ahora yo me quedo y él se va.

Esta manera tan peligrosa de amar es como mi forma de tenerlo un poco más cercas, en mi corazón, en mi mente, ya que nuestros cuerpos no lo están. No me duele la forma en la que se fue, si no la forma en la que la hizo. Maldigo su existencia y su manera tan maleante de entrar como si nada y maldigo aún más mi manera de dejarlo entrar, así tan fácil, así de ingenua.

La marca de una libélulaWhere stories live. Discover now