Quince

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En su camino de regreso a la costa, vieron a varios camiones de bomberos pasando a toda velocidad y las sirenas sonando fuertemente. Minho no pudo evitar reír en voz baja, acomodando su agarre en Taemin, llevándolo a caballito sobre su espalda. Nadie sabría lo que había sucedido, ya que las únicas personas que habían hecho algún daño real ni siquiera estarían por encima de la superficie cuando alguien sospechara algo sucio.

Llegaron a la playa, caminando hacia una entrada aislada justo detrás de un acantilado que ocultaba la pequeña franja de arena y las olas ondulantes de los ojos de los turistas. Era justo antes de que el sol se pusiera, los tonos del cielo de amarillo y rojo con el sol colgando bajo mientras hacía su descenso hacia el horizonte. No fue hasta ese entonces que Minho puso a Taemin sobre la arena, dejando que el menor se parara solo.

Kibum y Jonghyun debían partir hacia el océano y dijeron que esperarían a unos quinientos metros de la costa cuando Taemin estuviese listo, pero antes de irse, Kibum les habló por última vez. Les dijo que pensaran cuidadosamente y que no tomaran una decisión impulsiva, pero les hizo saber de una forma en que cualquiera de ellos podría hacer un cambio físico para que permanecieran juntos para siempre. Pero sería permanente y no habría vuelta atrás si alguno de ellos hiciera ese sacrificio.

Minho, asegurándose de que Taemin no estuviera escuchando, susurró una pregunta al oído de Kibum.

—¿Un cambio a Taemin afectará al niño?

Kibum miró a Taemin, quien estaba observando la puesta de sol a unos pocos metros de distancia y luego volvió a mirar a Minho, asintiendo suavemente en respuesta.

El más alto asintió en comprensión.

—Gracias.

Sintiéndose culpable por la realidad de ello, y por ser quien tuvo que decirlo, Kibum siguió a Jonghyun al océano, desapareciendo bajo la superficie antes de que Minho se diera cuenta.

Taemin se volvió hacia el moreno, sonriéndole con tristeza mientras le tendía la mano. Tomando la mano del menor, Minho se colocó a su lado y observó cómo el sol se acercaba cada vez más a la línea del horizonte.

—¿Minho?

—¿Sí?

—Te voy a extrañar.

—No digas eso todavía —suplicó Minho, mirando al más joven y envolviendo ambos brazos alrededor de su cintura, apoyando su mejilla contra su hombro—. ¿Vamos a nadar?

—¿No hace demasiado frío para eso? —preguntó Taemin—. El invierno está cerca. Podrías resfriarte o algo peor.

—No si te tengo a ti para mantenerme a salvo, Taemin-ah.

—¡Yah! —el menor se echó a reír, empujando a Minho un poco por lo cursi de ese comentario.

El mayor se rio con el tritón.

—¡Lo digo en serio!

Taemin estuvo repentinamente sobre él, chocando sus labios con los suyos mientras abrazaba a Minho con los brazos alrededor de sus hombros. Aunque un poco sorprendido al principio, el moreno agarró la cintura de Taemin y tiró de él un poco más cerca.

Pronto se ayudaron mutuamente a quitarse la ropa, Taemin desnudándose por completo y Minho quedándose en ropa interior mientras arrastraba al menor hacia el agua. La sensación helada del agua fue como una bofetada en la cara, pero Taemin simplemente se zambulló como si no fuera nada y reapareció en la superficie momentos después, haciendo señas a Minho con un dedo de forma seductora y moviendo sus aletas en su dirección.

—Bebé, ven a mí —susurró.

Minho tragó saliva, temblando por lo helado del agua que le llegaba a las rodillas. Quizás hacía demasiado frío para esto. Pero Taemin le estaba haciendo señas de esa manera y él solo tenía que volver a abrazarlo de nuevo. Dio unos pasos adentrándose al agua, las olas acariciándole las piernas un poco más y enviando un escalofrío por su columna.

Hooked on You [2min]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt