- Esperando y dando noticias -

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Alan me escuchó pacientemente mientras le contaba lo que me había pasado en la fiesta de Henry. Una de sus cualidades era ser un muy buen oyente, lo que se complementaba con mi facilidad de salirme del tema central y relatar detalles que muchas veces no eran importantes; como que la cinta en la anteojos de Elías era transparente y delgada, no como la cinta scotch, que era más gruesa y amarillenta.

Terminé con la parte en la cual papá iba a recogerme al Eterno y charlaba por unos minutos con mi tío, pues luego podía resumirle que había llegado a mi cuarto a enterrar mi cara entre las almohadas y gritar un poco de emoción y de arrepentimiento. Me había quedado dormida con sentimientos encontrados, como las ansias de recibir la llamada de Elías y el desconcierto que me había dejado el hecho de haberme besado con Dominic Leone.

Había querido contarle a Alan y a Henry todo inmediatamente, pero ninguno de los dos me había tomado mucho en cuenta cuando volví a la fiesta y traté de separarlos de sus respectivos acompañantes. Había sido toda una tortura aguantarme las noticias, pero Alan al fin estaba desocupado.

-Entonces...- dijo Alan luego de una pausa.-No sé si alegrarme por ti o no, digo... estás feliz, pero también suenas nerviosa.- apuntó.

Se levantó de su cama para ir por el control remoto de su consola de juegos y comenzó a encender sus aparatitos, todo mientras yo continuaba echada en el colchón mirando el techo y sosteniendo mi móvil sobre el pecho. Ya era domingo, habían pasado tres días y no me había despegado de mi teléfono en caso de que Elías tratara de contactarme.

-¡Claro que estoy nerviosa!- me quejé.-¡Aún no me llama!- lloriqueé.

-Quizás no quiere sonar muy apresurado.- dijo él encendiendo su televisión.-Además, lo haz hecho bien, no te le lanzaste con todo.- comentó con una risa.

-¿Eso quiere decir que gané?- pregunté, irguiéndome de golpe.

Alan me observó con los parpados pesados y asintió lentamente, lo que me llevó a levantarme y correr hacia él para abrazarlo y colgarme de su cuello. Él rió fastidiado y trató de quitarme de encima, lo que sólo me animó a aferrarme con más fuerza.

-¡Gané como siempre!- chillé.

-Sí, sí, eres perfecta.- bufó irritado.-Pero no era una apuesta, sólo era una sugerencia que te tomaste muy en serio.- me corrigió.

-Tonterías, quiero mi premio.- insistí.

-No sé qué podría darte...- dijo observando su habitación, como si fuera a encontrar algo que me interesara por ahí.

-¡Quiero una mascota!-

-Pero tus padres no son fan de los animales.- me recordó.

Era cierto, ninguno de los dos se había dignado en comprarnos una mascota a mi y a Derek; ni siquiera cuando eramos pequeños y llorones. Bueno, a decir verdad no era como que nosotros habíamos pedido una, pero me gustaba pensar que aún estaba a tiempo.

-Lo sé, por eso este es el plan perfecto.- sonreí.-Si es un regalo no podrán decirme que no puedo quedármelo.- resumí.-Quiero que sea sorpresa, será genial.- aplaudí.

-Bien.- aceptó él.

Nos sentados a los pies de su cama, sobre la alfombra y frente a la gigantesca pantalla de su televisión. Me entregó uno de los controles de la consola y se dispuso a iniciar el videojuego. Siempre había sido así, me dejaba jugar con él a pesar de que era extremadamente mala para cualquier juego, de todas formas me entretenía y a él no le importaba repetir una y otra vez la misma partida.

Mi Último AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora