- Nuevos amores -

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-Esto es lo más hermoso que me han dado en la vida.- dije sintiendo la emoción en la base del estomago.

Entre mis brazos sostenía un gatito negro, de ojos amarillos y nariz rosa. Me miraba como si me conociera de toda la vida y supiera que estábamos destinados a encontrarnos, como si fuera la humana que siempre quiso tener y... Y ronroneaba acurrucado entre mis brazos, su pelaje era suave y me había cosquillas en los brazos desnudos.

-Me alegra que te guste.- dijo Alan.

-Podría llorar.- mascullé.

Levanté al gatito y me lo froté en la mejilla, disfrutando de la suavidad de la bola peluda y prometiéndome a mi misma que lo llevaría conmigo hasta el fin del universo de ser necesario. Definitivamente iría conmigo a la universidad, sería mi nuevo hijo... bueno, mi primer hijo.

-Es hermoso, oh dios, Alan... es demasiado tierno.- dije.-No puedo con la dulzura, oh dios.- lloriqueé.

Con dolor en el alma dejé que el animalito se sentara en el piso junto a mis pies y me lancé a los brazos de Alan, lo apreté tan fuerte que tuvo que apartarme luego de pellizcarme las cosquillas y jurar que se lo llevaría si no lo dejaba respirar.

-Feliz cumpleaños, otra vez.- dijo mi amigo con una sonrisa.

-Siempre recordaré este día, es por lejos el mejor regalo que me han dado.- sonreí.-Lo amo, lo amo, lo amo...- dije soltando un quejido que expresó la saturación en mis depósitos de ternura.

El gatito se alejó por la habitación y comenzó a investigar sus alrededores; tenía la necesidad de apretujarlo contra mí toda la tarde, pero decidí dejarlo ser libre para que conociera su nuevo hogar.

-Lo llamaré...- dije.-Antonio.- anuncié.

Alan rió al escuchar el nombre, pero parecía satisfecho con mi elección. Definitivamente no me había equivocado al declarar a Alan como mi mejor amigo del mundo mundial, definitivamente sabía cómo hacerme feliz y eso era algo que atesoraría por el resto de mi vida. Estaba sensible ese día, definitivamente estaba sensible.

-¡Espera, mis padres tienen que conocerlo!- exclamé.

Volví a tomar a Antonio en mis brazos y bajé las escaleras con rapidez, llamando a mis padres mientras estiraba el cuello para encontrarlos. La voz de mamá me llegó desde la cocina, por lo que me encaminé en su dirección con Antonio observando a su alrededor con amplios ojos.

-¡Mira lo que Alan me regaló!- chillé.

-Oh.- dijo abriendo los ojos.-Aww...- repitió, derritiéndose en ternura.

Dejó su móvil sobre el mesón de la cocina y se acercó a mi con esa típica expresión que dice "Oh no, quiero apretujarlo porque es demasiado hermoso, pero si lo hago podría asfixiarlo" Le acarició entre las orejas con suavidad, haciéndole cumplidos con voz aguda como si Antonio fuera a entenderla.

-Se llama Antonio.- le dijo Alan, apareciendo en el umbral.

-Es muy lindo.- le dijo mamá.-Quería saber qué era lo que traías en esa caja, pero ahora lo veo y es muy tierno.- comentó.

-Sé que debí preguntarle a usted y a Eric antes de traerlo, pero... dejaré que Maya los persuada de quedárselo.- dijo, dejando la responsabilidad en mis capaces manos.

-Yo ya estoy convencida.- dijo mamá.-Y haré que Eric acepte a Antonio como otro miembro de la familia.- nos aseguró, guiñándonos un ojo.

-¡Te vas a quedar!- le dije a Antonio, abrazándolo.-Oh dios, eres tan tierno.- gruñí, dejándolo en el piso para no pasarme.

Mi Último AñoWhere stories live. Discover now