Sesenta 6

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—Yo quiero hacerte las cincuenta sombras de Grey. —Canto saliendo del baño mientras movía la toalla que me tapaba el cuerpo.

—¿Qué hacés?—Se ríe Gato, sentado en el sillón, viendo como le cantaba a él.

—Amarrarte de la cama con tape —Me siento en sus piernas—. Comenzar a las 11 y terminar a las 6.

—¿Con qué?—Pregunta, seguramente sin entender la canción.

—¡Con cinta, Gastón!— Me quejo, él se ríe para acostarme en el sillón y ponerse encima mío— Pendejo, ¿Vos fuiste al colegio? Menos inglés tenés.

—Yo si pero este poto no.—Dice para darle una mordida al cachete de mi culo.

—Poto, qué te haces el brasilero ahora, tonto.—Me río para agarrarlo de la cara y darle un beso.

Gato pega más nuestros cuerpos para intensificar el beso y que este se haga más rápido. Me saca la toalla completamente, se tira a besarme el cuello mientras una de sus manos iba a acariciarme entre mis piernas.

La calentura ya estaba presente en mi cuerpo y claramente no era por haber salido recién de una ducha caliente, sino que este pibe me tocaba y yo ya me prendía como magia.
Ante la desesperación de querer estar piel con piel, llevo mis manos a su remera para levantarla pero siento como Gastón saca sus dedos de mi vagina.

—No, olvídate.—Me dice para volverme a besar.

Parecía que lo hizo a propósito eso de cambiarse y ponerse lindo rápido antes de que yo salga de bañarme, maravillosa jugada de su parte.

Sus dedos vuelven a ingresar en mi y a moverse más rápido haciendo que me auto-muerda los labios y lo agarré de los pelos para intensificar el beso pero a los segundos se freno todo por el sonido del timbre, dejando por el aire mis deseos de que esto fuera solo la previa a lo que iba a pasar.

—Hoy si que tenemos mala suerte —Se queja Gato, haciendo referencia a la mañana cuando Julián vino a desayunar sin avisarnos—. ¡Ahí voy! —Grita y yo me pongo la toalla para irme de mal humor a la pieza. Él ve mi cara de orto, se ríe por lo bajo y me corre — No te enojes.—Me agarra del culo y me levanta un poco para darme un beso.

—Les podrías haber dicho que vengan más tarde.

—Mañana cancelamos todo y nos quedamos en el depto.—Negocia él y yo hago caras de poco convencida.

—Yo ya estoy cancelando todo desde ahora.—Digo cuando lo veo caminar hasta la puerta.

—Callate, si saliste toda la semana.

—¡Y por eso!

Me lo quedo mirando y él a mí pero decide darse vuelta para abrirle a nuestros amigos y yo cierro la puerta de la pieza para cambiarme.

Habíamos vuelto de Brasil en modo luna de miel pero con más ganas de salir que nunca, por lo que salimos todos los días siguientes a la llegada a Buenos Aires ya sea solos o juntos. Pedro estaba más que feliz porque me tenía en las pistas denuevo y yo también porque escabiaba a lo loco pero ya le había perdido el ritmo a salir los días de semana y me estaba costando.

Como ahora, íbamos a salir todos juntos y yo tenía más ganas de quedarme en la cama que de salir. Muy pero muy pocas veces pasaba esto.

Me cambié y me maquille lo más lento posible para que se me vaya el mal humor y cuando salí ya estaban bajando todos para irnos.

—Upa, que carita.—Pepex me abraza y así salimos del departamento.

—Necesito uno fuerte.

 Versera Where stories live. Discover now