Eleonor

33 8 0
                                    

- ¿Adónde me llevas, Chente? Aún no me lo has dicho.

- Mira.- Me señaló a Kalte hablando con sus jardineros.

- ¿Y qué tiene esto de especial y diferente?

- Tú sigue mirando.

- Pero me tengo que ir al trabajo.

- Confía en mí.

Kalte cogió una carretilla que le había dado el jardinero en cuestión, y en ella puso a Randal.

- ¿Adónde lo llevará?- pregunté.

- Sigámoslos.- me incitó Chente.

Kalte llevó a Randal hasta las puertas del castillo, Kalte iba tan concentrada en no hacer ruido o no chocar para no despertar a Randal que no se enteró que la seguíamos.
Era pronto por la mañana, apenas el sol había empezado a despuntar, no había nadie despierto, de vez en cuando pasaba un campesino para ir a trabajar, pero las palabras entre ellos eran mínimas.

Cuando llegaron a las puertas de palacio, los guardias comprobaron que era Randal. Pero ha nosotros no nos dejaron pasar, así que esperamos.

Pero una mano blanca nos agarró por detrás.

- ¿Quién eres?- pregunté.

- ¿Yo? No es de vuestra incumbencia.- dijo el misterioso personaje, que lo único que sabemos es que era una chica, por la voz, ya que estaba tapada con una tela.- Vengo a preguntaros que si conocéis a mi prima.

- ¿Y quién esa?- dijo Chente.

- Lo único que sé es que se llama Kalte, soy parienta suyo.

- ¿Y tú eres...- dije.

- Si tanto os interesa, me llamo Eleonor. Un gusto. Ahora, permitidme decir que veo que no podéis responderme a la pregunta. Me voy.- Olvidé decir que iba montado en una mula, con todos sus víveres a los lados. Parecía forastera, tenía un acento francés, debía ser de aquellos lares.

- Espera, ¿qué nos das por saber dónde está?

- ¿Qué queréis? Si solo tengo mi presencia, una mula y mis víveres personales.

- Entiendo. Kalte, la única Kalte que conocemos, ha entrado a palacio ahora.- dijo Chente.

- Gracias por vuestra ayudarme, humildes transeúntes.

Y sin más, Eleonor se fue.

- Ahora tenemos más motivos para vigilarla.-dije.- ¿Para qué se lo dijiste?

- Se lo dije porque me provocó sinceridad su voz.- dijo Chente.- Parece de fiar.

- ¿Se puede ser más ingenuo? ¿Y si la secuestra?- dije, siendo muy paranoica.- ¿O alguna cosa peor?

Y nos estuvimos allí alrededor de media hora, nos estábamos quedando dormidos vigilando,  hasta que nos dimos cuenta de que ya era muy tarde y volvimos cada uno por un lado, pensando que Kalte estaría bien. Yo me fui a mi tienda y él a saber dónde.

Chente trabajaba como emisario del rey, pero estos días había estado resfriado, por lo que el rey le dijo que se ausentarse unos días para no contagiar a los demás, pero ya se le había medio quitado.

Cuando volví, me encontré a Ricky en la misma postura que ayer, con la misma pluma para escribir y los mismos apuntes, pero ahora había más hojas. Parecía haber dado casi con la solución, o tenerla muy cerca.

- ¿Qué Ricky, encontraste la respuesta?

- Sí, ya está, cuando llegue el señor Noval se lo diré. ¡No espera, esto está mal!

- Me gustaría ayudarte, pero tengo trabajar, no como otros.

Y yo seguí trabajando, como siempre. Para desgracia o alivio de Ricky, el señor Noval viene cada 3 días.

¿Os habéis puesto a hacer el acertijo del señor Noval? Quería deciros que la respuesta (si os interesa saberla) vendrá dentro de algún capítulo.

≈ARCLILS Y≈

Hacia Siena -🕛Finalizada🕙-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora