Estaban demasiado cerca, y Jennie comenzaba a sentirse realmente tentada a besarla.
Sus ojos se cerraron por instinto, mientras sentía la respiración de Lisa cada vez más cerca.
Ese contacto era casi inevitable...si no fuera porque el celular de Lisa comenzó a sonar.
- ¿Aló?.– Contestó inmediatamente.– Ya voy.– Dijo al cabo de unos segundos, y luego cortó.– Lo siento, me tengo que ir.– Tomó sus cosas, saliendo del lugar sin darle tiempo a Jennie de nada.
Apenas podía creerlo, Lisa la había dejado prácticamente con los labios estirados.
- ¿Qué...?.– Reaccionó. Se levantó y salió detrás de la castaña.– ¡Lisa!.– Por suerte alcanzó a subirse al ascensor antes de que la puerta se cerrara.– ¿Pasa algo?. ¿Te llevo?.
- Porfavor.– Le pidió. En su rostro se podía leer la preocupación.
Jennie no dijo nada más, e hizo lo que debía hacer.
- Tú me indicas por donde ir.– Se subieron a su camioneta y salieron.– Ten.– Le entregó su celular.– La contraseña es 73745. Dile a Jisoo que tuve que salir urgentemente y se encargue de todo.– Le pidió.
- ¿Por qué "73745"?.– Preguntó, mientras hacía lo que le pedían.
- ¿Sabes leer números?.– Le dijo, con una media sonrisa divertida.
- Oh, ya entiendo.– Comenzó a reír.
Jennie se sintió bien al ver como la castaña comenzaba a relajarse.
Cuando llegaron al lugar indicado, la morena pudo darse cuenta de que era una clínica.
- Te acompañaré.– Lisa la miró sorprendida.– No puedo dejar sola a mi cita.– Le guiñó un ojo, comenzando a caminar.
- Gracias...– Se dirigió hacia adentro.– ¿En qué sala se encuentra el señor Paul Markus?.– Preguntó.
- La sala 159.– Respondió.– En éste momento no puede verlo, pero puede entrar mañana a primera hora.– Le dijo.– Por ahora solo debe esperar...
- Gracias...– Y fue a sentarse a una de las sillas. Jennie fue tras ella y se sentó junto.
- ¿Le pasa algo al señor Markus?.– Preguntó.
- Tuvo un desmayo en medio de una junta con unos ejecutivos.– Contestó.– Según lo que me dijo Rosé, está bien, solo fue un desmayo, pero...me preocupa.
- ¿Y tu madre?.– Le preguntó.
- En Cancún.– Respondió.
- Ya veo...– Se quedó en silencio por unos minutos.
- Tal vez deba irme a casa.
- ¿Rosé está allá?.
- No, estaré sola.– Se levantó.– Estoy acostumbrada.
- ¿Puedo quedarme contigo ésta noche?.– Ni ella misma entendía su propio deseo, pero por alguna razón no quería dejarla sola en éstos momentos. Ese sentimiento no era ni parecido a la lástima, sino que parecía algo incluso más que preocupación.
- ¿Segura?. Los rumores pueden--
- No importa, Jisoo lo arreglará todo.
- Pobre de Jisoo, que todo se lo dejas a ella.– Bromeó.
- Es su trabajo, y también me lo merezco como mejor amiga.– Le siguió el juego.– Primero quiero pedirle a uno de los guardaespaldas que me traiga un pijama.– Le dijo.– Ya luego podremos ir a tu casa.
- Me parece bien.– Sonrió.
¿La vida le estaba dando la oportunidad de volver a enamorar a Jennie?. Porque se lo está dejando muy fácil, y eso le encantaba. Aunque la vida es conocida por burlarse de los buenos días...