Capítulo 2

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—¿Que ocurrió afuera? No me digas... Por tu cara debe ser otro turista que piensa que aquí encontrará bisutería barata.

Ese de ahí es Abraham, mi socio y amigo, nos conocimos en Marruecos, lugar del que soy originario, nos encontramos por casualidad en la mezquita, después de la muerte de mi única esposa hacia ya 9 años no salía de ahí, pero no siempre las oraciones daban la paz que uno buscaba, o no en mi caso, aquel día por primera vez necesitaba perderme en otra cosa, tras una charla donde me enteré que él había tenido un accidente en donde falleció toda su familia incluyendo a su esposa e hijas, sentimos empatía, esa noche no solo bebimos si no también forjamos una inquebrantable amistad.

—Mohammed a la tierra ¿Estas bien? Te perdiste.

—¿Qué? ¡Oh sí! Lo siento, en efecto era una de esas mujeres, bueno... Mejor dicho una niña occidental que juega a ser rica— frote mi cien, un leve dolor de cabeza se acrecentaba.

—Pero la llamaste Exhibicionista ¿Aun conservas esas costumbres? Llevamos años aquí en Dubai, creí que las habrías dejado atrás.

—No dejas tus raíces, simplemente te adaptas a lo que hay, no digo que sea como esos ancianos que visten suriyah, o que no salen de los templos, vamos que por eso prácticamente huí de allí, y mejor cállate que tu te viniste conmigo— le solté un puñetazo en el hombro que lo hizo reír.

—Bueno, necesitaba un amigo millonario para empezar de cero y abrir un negocio juntos, miramos, funcionó.

—¡Vividor!— ambos sabíamos que toda esa palabrería era broma, claro que tenia una buena posición, pero Abraham no era tampoco un hijo de vecino, por eso acepté que uniéramos capital y comprar la franquicia de las joyerías, ahora somos aun más jodidamente ricos.

—Lo que digas, por cierto ¿Iremos esta noche al club? Mi pluma fuente quiere derramar algo de tinta.

—Eres un guarro, pero me parece una buena idea, tiene tiempo que no me paro por allá.

Un poco de sexo swinger y tragos previos no me vendrían mal,  amaba estar lejos de mi tierra, si no fuera por mi hijo que aún vivía ahí, nada me uniría ya, pero seré sincero, el libertinaje es lo mío, por esa razón no volví a casarme, una esposa era suficiente en mi vida, dos o tres solo traían dolores de cabeza.

Dubai era un lugar sin descanso, así que Abraham se marcho para cambiarse de ropa e ir directo a donde nos reuniríamos, dejé delegado él trabajo al gerente de la tienda, en cuanto todo quedo organizado fui directo a mi departamento para llamar a Zein, mi primogénito, al colgar tomé las llaves de mi auto confundiendo al elegante lugar, pero cierto ajetreo en la entrada me detuvo.

—Queremos entrar, tenemos para pagar sus putos cócteles.

—Lo siento mucho, pero claramente son menores de edad, no puedo dejar que ingresen, no deberían beber.

—Vale, pero si que podemos bailar, ¡Solo déjanos entrar gorila!

Suspire negando ¿Que le ocurría a la juventud de ahora? Me acerque hasta el cadenero que enseguida me vio, me permitió el paso, pero antes de cruzar una mano a jalado mi traje por el brazo.

—¿Por qué al anciano si lo dejas pasar? Eso se llama discriminación.

Si algo me irritaba era que jalarán así de mí, me zafe observando mal al pequeño grupo, algunas niñas parecían lampareadas, me veían como si nunca hubiesen visto a un hombre maduro, en cuanto a la que cometió la osadía, la reconocí de inmediato.

—¡Tú! ¿Quieres otros pocos dólares? Aquí no recibirás caridad escuincla, anda a casa a jugar con tus barbies.

—¿Pero que..? Claro, eres el vejete de la joyería

—Señor Alauî...— levante la mano interrumpiendo al cadenero que iba a intervenir.

—Mira niña ¿Tienes idea que tipo de lugar es este?

—No soy tonta imbécil, pues para bailar y tomar.

Esta joven me sacaba de mis cabales, tome de su brazo elevándolo un poco, era mucho más baja que yo, solo me basto hacer una señal al hombre de la entrada y me dirigí al interior con ella, sus amigas gritaban por ella ¡Agatha! Curioso nombre, sin soltarle llegamos al bar.

—Mohamm...— Abraham no termino de formular mi nombre, me observaba extrañado por mi pequeña "acompañante"

—Esto niña, es un bar, pero es solo la fachada ¿Querías entrar? Bien... Te daré un tour— las miradas curiosas y divertidas nos seguían hasta que entramos a la sala comunitaria, ahí los hombres y mujeres desnudos andaban sin pudor, algunos charlando, otros practicando sexo en grupo— ¿esto es lo que querías ver?.

—Claro que no, están todos enfermos y locos.

Sonreí antes su evidencia cambio de color, pese a su tez morena y la luz azulada de la habitación, notaba sus mejillas enrojecidas, en cuanto intento liberarse la deje, cosa que aprovechó para salir corriendo del lugar, al menos esta noche uno de los dos se divertía, y ese alguien no era ella.

SantVict

"Todo de ti"©  (#2 De la trilogía En el tiempo equivocado)Where stories live. Discover now