¿Qué?, de seguro deberían enviarnos a un manicomio, estábamos enfermos, pero vale, que la cura la teníamos aquí mismo. Mientras viajábamos a casa he pensado en las cosas a las que Mohammed habrá invitado a su esposa fallecida, pero también me he reservado la pregunta, no quería saber qué hizo con alguien más.
—España, quiero irme a España contigo.
— ¿Por qué España?, podemos hacer muchas cosas por ejemplo del lado de Estocolmo.
—Quizá, pero me has dado elegir, y quiero España, me parece un lugar más cálido.
— ¿¡Cálido!? —Mohammed alzó una ceja incrédulo sin despegar la mirada de la pista.
—Quise decir, ¿Familiar?, cuando era pequeña quería irme a vivir allí porque amaba el acento que tienen al hablar.
— ¿Y quieres que corra el riesgo de que te enamores de un tipo diez o veinte años más joven? —Preguntó desconcertado.
Ante aquello me he puesto blandengue, como un malvavisco derretido. Enternecida le llené la mejilla de besos haciéndolo perder un poco el control del Audi. He reído a carcajadas cuando me regañó. ¡Jodido ogro mandón! Le revolví el cabello y volví a mi lugar jugando con mi falda.
Hemos llegado a la casa e inevitablemente me he deshecho en la cama, esta vez para abrazarlo a él en vez de ser yo la abrazada. Mohammed no lo decía, pero sentía como le pesaba la conciencia con respecto a Zein. Apenada me he levantado.
—Vamos, cierra los ojos.
—Claro que no.
—Ciérralos, te vas a sorprender. —Observé el reloj, era la hora justa.
Cuando los ha cerrado fingí caminar por la habitación buscando algo, pero nada, no estaba buscando nada. Simplemente era teatro, ya lo tenía listo en mi morral que estaba aquí al lado de la cama. Lo recogí y tomé lo que traía.
— ¡Feliz cumpleaños! —Dije entusiasmada estirándole su regalo, le había comprado una playera nueva. Bueno... más que eso.
Su cara se descompuso, estaba en silencio tratando de unir los cabos sueltos y yo no pude más que echarme a reír, a riesgo de que se enfadara por lo reciente a cerca de Zein.
—Agatha, ¿Qué pensabas cuando mandaste a hacer esto? ¿¡Por qué demonios tengo que ser el ogro!?
—Porque yo soy la princesa. —Dije mostrándole mi playera estampada. "Yo soy su ogro" "Y yo soy su princesa" Playeras estampadas a juego.
A cada segundo su rostro pasaba de una emoción a la otra, pero finalmente ha negado sonriendo. ¡Que pasada! Logré hacerlo reír.
—Gracias por esto Agatha, la verdad es que... nunca recibí un regalo tan... "personal" y que de hecho fuera tan...
—Dilo, tan barato. —Dije sonriendo.
—Bueno, sí. Pero de hecho, es el más caro justo ahora, me lo ha regalado la chica que amo.
— ¿¡Me amas!? —Pregunté eufórica
Mohammed se levantó y negó.
—Tienes que tener serios problemas auditivos.
— ¡Claro que escuché que me amas!
— ¿Y si lo escuchaste porqué lo dudas?
YOU ARE READING
"Todo de ti"© (#2 De la trilogía En el tiempo equivocado)
Teen FictionNo hay nada más importante que las primeras sensaciones para una joven inexperta. Pero, ¿Qué pasaría si la persona que te enseñará a despegar te lleva por un camino muy distinto al que imaginaste?, sientes que tu cuerpo le pertenece, y que no dejará...