33. El Mensajero en la Reunión

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Al siguiente día...

Lo que ocurría en el centro de la capital, era simplemente definido por "desorden". Sí, fue de esa forma desde que el rey no aparecía desde que fue a hablar con Astra, la Sahores Superior mejor conocida para los del castillo. La llegada del ejército de los demonios pronto iba divulgarse entre los ciudadanos y eso traería más desorden y preocupaciones para quien por el momento estaba a cargo de las ocupaciones de su padre como rey. Quien lo estaba era la princesa Jireh, que no hace mucho tiempo había llegado.

[Sala del trono del castillo del rey de Algrart - Jireh]

El muy infantil de mi padre me había dejado con toda la responsabilidad que él tenía para irse a no sé qué lugar. En fin, tuve que ocupar el trono de mi padre mientras no estaba. Aunque suponía de igual manera que iba a pasar esto. Después de todo, ni mi padre y ni mi hermana Jana estaban en condiciones óptimas de dirigir.

«Aig... Esto es... demasiado aburrido.» pensaba estando sentada en el trono de mi padre en su desolado salón sin ruido alguno que hasta me pareció sofocante. Podía decirse que lo que tenía que hacer era simplemente fácil pero no. No podía estar solo sentada aquí y esperar a que las noticias y otros percances vengan hacia mí. Mi estilo era totalmente contrario a eso. Pero por desgracia tenía que hacer esto como el deber que tengo. «La capital estaba a unos día día de ser asediada por un gigantesco ejército de demonios. Mi padre ya había corrido la voz a los generales de la capital. Los capitanes de orden se supone que hoy vendrían, no deberán tardar tanto en hacerse presente. Pero claro, sería yo quien les dé la vienvenida y no el irresponsable de mi padre.» sentía como si mi ceño se frunciera de solo pensar en lo último. «En cuanto al gremio de aventureros de la capital se suponía que se les avisarían cuanto antes pero parece que estuvieron bastante ocupados luego del presunto ataque en la capital.» sin darme cuenta, estaba recapitulando en mi mente, sin tener otra cosa más que hacer en este aburrido lugar de la corona, todos los acontecimientos sucedidos y por suceder en la capital. «Esto último aún me tiene sin cuidado. No puedo creer que aún no se hayan encontrado los culpables de la semejante destrucción que dejaron luego. Los daños dentro de la capital y una parte del gran muro que lo rodea fueron severamente dañados pero por alguna razón no hubieron pérdidas más que sólo materiales.» continuaba divagando en mi mente y sólo mirando la simple entrada principal de al frente. En serio, este lugar era tan tranquilo en comparación con lo que sucedía a las afueras que me estresaba. «La otra cosa que me preocupa mucho más que lo anterior... es el avance del ejército de demonios que viene hacia acá.... Nunca antes había sucedido un acontecimiento así en Algrart y no creo que sólo sea por la suma destrucción de esta. Estoy segura de que alguien sumamente poderoso los está liderando a todos ellos y que de seguro busca algo aquí en la capital. ¿Pero qué sería?_ al pensar en esto último, simplemente me angustiaba más a mí misma.

De manera repentina, alguien había dado paso hacia dentro por la entrada principal y siendo escuchado por mía al abrir las gigantescas puertas para los costados. Era solo mi caballero guardián Aeon. De seguro entró para avisarme que los capitanes de las órdenes de caballeros ya estaban reunidos afuera.

_ Los invitados están afuera y esperan su orden para entrar a la sala princesa Jireh._ dijo mi caballero lo que ya suponía.

_ Hazlos pasar Aeon._ le ordené al mismo tiempo que lo hacía con un gesto con mi dedo diciendo que vengan.

De inmediato, Aeon fue a traer a mis invitados. Mientras que yo me estaba alistandome y buscando una buena pose que demuestre mi absoluta superioridad hacia ellos. Después de todo, estaba reemplazando a mi padre en este momento. Y no podía dejarles ver una mala imagen de mí. Esta tenía que denotar seriedad, intimidación, una justicia inquebrantable y sobre todo, mi autoridad.

Soy un ¡DIOS SUPREMO! en otro mundo - Arco I: The Fallen Demon kingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora