tercera flor

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Tuvo que quedarse sentado en la cama por lo menos durante cinco minutos seguidos, mirando el papel con detenimiento y leyéndolo una vez tras otra.

Finalmente lo dejó a un lado y miró hacia la nada, para sumirse en sus pensamientos.

¿Una estrella? ¿En qué momento había pedido un deseo a una estrella? ¿Él...?

Surrealista. Simplemente surrealista. ¿Desde cuando pasaban aquellas cosas en la vida real?

Quiso cambiar las cosas, conseguir otra oportunidad y allí estaba, diez años atrás, despertando por segunda vez en el mismo día que había conocido a Louis. De alguna manera la vida le estaba dando lo que quería; poder cambiar su futuro, arreglar aquello que hizo mal en su relación con Louis.

Pero...si no había sido la manera en la que se conocieron, ¿qué podía ser? ¿Y por qué había despertado en aquel día si debía mantenerlo intacto?

Sin darse cuenta, habían pasado otros diez minutos más. Lo pudo ver desde el reloj que aún seguía tirado en el suelo pero que, por supuesto, aún funcionaba. Soltó un fuerte suspiro y se pasó las manos por la cara, levantándose de nuevo para dar otro par de vueltas más por su habitación, intentando de alguna manera regular su respiración y calmar sus nervios. Finalmente se detuvo, cerrando los ojos y cogiendo aire para después soltarlo lentamente.

"Si esto no es un sueño..." Pensó. Volvió a suspirar. "Si tengo otra oportunidad, tendré que aprovecharla"

Finalmente se vistió e hizo lo mismo que el día anterior, aún sin dejar de pensar en toda la situación y lo irreal que le seguía pareciendo. De camino al instituto se sintió cansado, sobre todo por el hecho de tener que vivir aquello por tercera vez, recordando en que esta vez no podría cambiar las cosas a su manera, también preguntándose por qué solo podía hacer un cambio en toda su historia. Aquello lo hacía sentirse demasiado presionado, ya que por más que pensaba no conseguía decidir qué era lo que debía cambiar. Sentía que había cometido demasiados errores en su relación con Louis, y que si pudiera cambiaría todos y cada uno de ellos, para poder construir una historia perfecta.

—No todo puede ser perfecto, ¿eh? —soltó uno de sus amigos de repente, mientras él seguía sumido en sus pensamientos.

—¿Qué? —soltó él, volviendo a prestar atención a la conversación, sintiéndose demasiado confundido.

Todos sus amigos lo miraron de golpe.

—Que no todo puede ser perfecto, las vacaciones no pueden durar de por vida, por desgracia —repitió Charlie, para después dar un mordisco a su sándwich.

—Ah, sí. Tienes razón —asintió con la cabeza—. Perdón, aún sigo medio dormido.

—Ya lo vemos, ya —dijo Zayn, dando un sorbo a su botella de agua.

Todos estaban en la cafetería almorzando, hablando sobre temas varios: música, deportes o sobre chicas. Harry, por supuesto, no estaba nada interesado en sus palabras, ya que nada de lo que escuchaba se sentía como algo nuevo para él.

—P-perdona, ¿eres Harry?

Y allí estaba. Puntual como un reloj.

Harry se giró para volver a ver a Louis detrás suyo, con su mochila colgando de un hombro y mirándolo fijamente, pero con total timidez.

Tuvo que toser un poco antes de hablar. Sabía que no podía ser demasiado amable con él si no quería cambiar las cosas.

—Sí, soy yo. ¿Qué pasa? —contestó, en un tono quizás demasiado duro, lo que le hizo sentir bastante culpable.

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