Capítulo 1.

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Italia, Roma, 26 de enero del 2020.

La ceguera es una forma de soledad. -Luis Borges

Alessia

—¡Feliz cumpleaños! —vociferan todos con euforia.

Las manos cálidas de julia me conducen hasta las velitas pidiendo mi mayor deseo—: Poder ver a mi familia—, con ayuda creo que pude apagar las velas, los aplausos por hacerlo no se hacen esperar sintiéndome tan feliz y satisfecha de tenerlos conmigo y poder celebrar 21 años de vida: donde he tenido que llorar, luchar contra mis miedos y lo más difícil tratar de valerme por mí misma, es asfixiantes depender de otras personas muy en el fondo me hace sentir inútil, desafortunadamente no tengo opciones.

No obstante, trato de mantenerme de pie y ampararme contando los pasos para poder desplazarme desde la casa hasta los bosques; amo estar allí, se siente una paz increíble, estar ahí escuchando el silencio de los arboles junto a los chillidos de las aves, el hecho de poder diferenciar los sonidos de cada uno me costó, sin embargo, aún me da un poco de trabajo.

Muchas veces no puedo hacer todo por mí misma, tal motivo me hace permitir que mi mejor amiga me ayude la mayor parte del tiempo; siempre está ahí cada vez que puede sosteniéndome sin dejarme caer al abismo.

Gracias a Julia he aprendido muchas cosas, una de ellas son los libros, amo escuchar su voz leyendo, sobre todo como se enoja cuando un personaje hace alguna estupidez, ella me hace reír bastante; es tan loca la voz aguda que dramatiza al leer y su manera de redactar cada punto de la historia. Julia me ha conducido hacía un mundo tan gigante como lo es la literatura y me encanta.

''leer es vivir en mil vidas antes de morir''.

Es una frase de George Martín que me gusta mucho, porque la veracidad abunda en ella. Mi amiga es tan chiflada que me ha leído libros eróticos, nunca me paso por la mente que podría llegar a ese punto; hasta el día que lo hizo.

Mi vida no es la más divertida, no sé si sea la única o el hecho de estar ciega no haga que me entusiasme con las fiestas, me gusta más estar en casa conversando horas y horas con Julia ya que no puedo ver una película, ir al cine y sentarme a comer palomita, lo más desgarrador es que ni a la calle puedo salir a distraerme constantemente.

Las personas me aborrecen solo por el hecho de ser ciega, cada vez que suelo salir tropiezo con algún individuo, ¡si soy muy torpe!, las personas no lo toleran solo se dedican a gritarme groserías cómo—: ¡No deberías salir de tu casa niña! ¡Una ciega no puede salir a la calle! ¡Tus padres deberían mandarte a un instituto de ciegos!...

Y ciento de palabrerías es lo que escucho al querer solamente tomar el aire, suena cruel, pero, ya me acostumbré, no puedo estar sintiéndome mal cuando pronuncia palabras fuera de lugar, esa es mi realidad y lamentablemente no lo puedo cambiar. No se puede esperar mucho de la gente de afuera cuando la de adentro intenta hacerte sentir de la misma manera.

Durante estos años he tratado de vivir mi vida de la mejor manera posible. Mi parte favorita del día es la noche en donde puedo acostarme y dejar volar mi imaginación por mucho tiempo; en donde creo mi propio mundo sin cansarme de contemplarlo dentro de mi mente.

—Mi princesa está creciendo, ya mamá no puede cargarte como cuando eras pequeña. Te amo tanto, espero que Dios te bendiga todos los días de tu vida. —Mi madre me abraza muy fuerte regando besos por todo mi rostro, seguido se escuchan los suspiros de mi padre ante lo exagerada que suele ser.

—Déjala mujer la vas a gastar, es mi turno —espeta mi padre—. Feliz cumpleaños mi hermosa, Alessia. Recuerda: no importan las circunstancias, papá siempre estará para ti. —Los labios de mi padre se estampan en mi frente transmitiéndome todo su amor.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora