Capítulo 12.

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Sobre advertencia, no hay engaño.
-Anónimo.

Maratón 1/2.

Nicolás.

—Señor, Lombardo, su cita ha llegado —anuncia mi secretaria desde la puerta.

—Hazlo pasar.

Ella asiente y se va.

He estado sentado toda la mañana firmando papeles, el lanzamiento del nuevo vino ha traído beneficios, pero también bastante trabajo, ya que hemos recibido miles de pedidos del exterior.

Ahora voy a recibir a un señor, que según me explicaron, su familia quiere hacer negocios conmigo ya que están encantados con el vino, quieren asociarse para que mi empresa le distribuya a sus restaurantes. No pierdo nada con escuchar la propuesta, por esa razón voy a recibirlo.

—Buenas tardes —pronuncia una voz reconocible.

Mi índole al verlo se prolifera, nunca imaginé que fuera el susodicho que tenía Alessia abrazaba aquella vez en el bosque, lo reparo desde los pies hasta la cabeza cínicamente, deteniéndome en su rostro y desafiándolo con la mirada. Desde que lo vi con ella, lo supe; por su forma de abrazarla, aferrarse y mirarla, cada reacción gritaban que desarrollo algún sentimiento por ella, me da pena por él; oportunidades no tiene, para bien o para mal Alessia será mía muy pronto y eso nadie lo va impedir.

«Recuerda: no mezcles asuntos personales con laborales»

Trato de repetir esas palabras en mi cabeza mil veces hasta que mi lado posesivo lo entienda, pero no, no existe poder humano que me haga comprenderlo, ni dejarlo de lado, joder hay veces que es inevitable no mezclar las cosas.

El aludido pasa adelante y le indico que tome asiento con mi mano. El chico luce pesadamente relajado, me molesta y mucho, supongo que entra al grupo de personas a las cuales el mundo se le puede venir encima y ellos muy felices en su mundo perfecto e imaginario.

—Bien, Fontana, cuénteme porque ha venido y la propuesta que trae consigo.

El chico me observa un momento y sonríe, desborda osadía por donde quiera que mirase ¿Tengo cara de payaso o qué? Ya no sé si esta burlándose de mi mal genio o mi paciencia.

—Deduzco que ya eso lo sabe, las cadenas de restaurantes de mis padres, las cuales ahora estoy administrando, necesitan de su vino, por lo cual nos gustaría que ustedes nos distribuyan el nuevo vino que se acaba de lanzar al mercado. Vemos que los clientes del restaurante han estado muy satisfecho con el y no paran de encargarlo cada que van a comer, así que pienso que lo mejor es hacer negocios con tu empresa, de modo que, los beneficios sean mutuo. —Explica sin alteración o signos de broma.

No puedo ocultar que la propuesta es buena, yo tendría compras de su parte y un poco más de promoción, ellos tendrían más números de clientes al tener el vino del que tanto se habla, y si nos asociamos ellos obtendrían el vino a un mejor precio.

—La oferta podría ser viable, pero aún no me convence.

Apoyo mis codos en el escritorio para intimidarlo, su mirada se torna maldosa, sonriendo en el acto.

—Vamos, Nicolás, ¿no lo convenzo yo o el hecho de que sea muy cercano a Alessia?

Lanza la pregunta sin detenerse a titubear, logrando que sonría irónicamente. Tengo que admitir que sí, realmente esa era la parte que no me convencía porque a la hora de que Alessia este conmigo no quiero lidiar con nadie, el único problema en su camino debo ser yo, no otros.

—Justo en la diana, Fontana. —Estiro mis manos y le doy un aplauso, él se queda estudiando cada movimiento sin interrumpirme.

—Sé muy bien que quieres cazar a Alessia, y no solo vine aquí por el negocio, Lombardo. Sé que tus intenciones con ella no son buenas, seguramente quieres estar en un constante estira y afloja, como cualquier niño de dieciséis años. Tal vez no pueda arrancar lo que ella sienta; Alessia es una chica maravillosa y un ser muy sincero, por esa razón te advierto que si la destruyes, yo tampoco lo pensaré para destruirte a ti.

A través de ti  [COMPLETÁ] ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora