Un Paso a la Vez

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—Esto es estúpido— suspiró con fuerza mientras se restregaba el cabello con terrible irritación —No debería estar aquí—

Caminaba entre los pasillos captando la atención de todos, un completo extraño. Galardonado y alabado un sinfín de veces, una sombra del mundo culinario que acaba de emerger desde las cenizas, así era como lo miraban, esa era la descripción de lo que una vez fue Asahi Suzuki.

Tōtsuki era completamente diferente, en el buen sentido, aunque no dejaba de ser intimidatorio el hecho de como llevaban la excelencia a otro nivel.

Asahi estaba muy cerca de la oficina de Erina, ya la conocía, de cierta manera la deba vergüenza de solo recordar su comportamiento en aquellos años de juventud.

Cuando estaba doblando por una de las esquinas se encontró con unos rostros familiares, pero ni eso era tan asombroso como lo que estaba presenciando, un acto íntimo de amor que se comparte a través de los labios. Soma estaba besando a la niña de las trenzas, Asahi intentaba dar con el nombre “Tadokoro Megumi, si mal no lo recuerdo” dijo pensando.

Ocultos a la vista de los estudiantes por suponer no ser moralmente correcto, pero ahí estaban, compartiendo saliva. Asahi sabía que lo mejor era retirarse cuanto antes de ese lugar, cuando retrocedió colapsó contra uno de los basureros haciendo que el ruido del metal alertara a la pareja escondida.

—Pero qué demonios…— dijo Soma separándose de su novia y buscando al intruso —Vaya, vaya—

Asahi salió de su escondite, enderezado y mirando con mala cara al pelirrojo —Lo lamento— se disculpó de inmediato —No quería interrumpir—

—Sé que no— sonrió de lado Soma —¿Recuerdas a Megumi?— se dirigió a la tierna azabache que guardaba tras de su espalda.

—Cómo olvidar a Tadokoro-san— respondió por cortesía el pelinegro —Quisiera quedarme a charlar, pero estoy buscando a Erina—

—¿Erina?— interrogó con curiosidad Soma —¿Se puede saber para qué?—

—Eso no te incumbe—

—Supongo que es verdad, Erina ya no es mi problema—

—¡Soma-kun!— gritó algo asombrada Megumi, a ella no le gustaba que se expresara así de la gente, menos con quien compartió parte de su vida y sabe que le hizo feliz un tiempo.

—No lo soy, tienes razón— dijo una cuarta persona integrándose.

Todos volvieron su mirada hacia esa voz.

Erina estaba cruzada de brazos con esa mirada de desosiego, con los violetas enfurecidos y esos labios que se muerden de frustración ante lo que había escuchado.

—Megumi-chan— la llamó Erina —Respeto el hecho de que tienes una relación, pero eso de exhibirse en los pasillos de mi academia es algo que no puedo aceptar. Pido que no hagan tales cosas dentro del campus por respeto a los estudiantes y hacia ustedes mismos—

La azabache solo inclinó la cabeza algo apenada.

—¿Es por los estudiantes, o por ti?— preguntó con un tono de enojo Soma.

—Soma-kun— dijo Megumi mientras lo agarraba de brazo —Solo salgamos de aquí—

—¿Y bien, Erina?— volvió a interrogar el pelirrojo con esa mirada de satisfacción mientras la mirada de

Erina decaía con cada palabra, como si la hubiese tocado a modo de romperla.

—Ella te responderá en otra ocasión— dijo Asahi mientras buscaba colocarse al lado de Erina —Pero estoy aquí para llevarla a una cita y estamos perdiendo el tiempo mientras charlamos contigo— le ofreció el brazo a la rubia —Si no te importa…Interfieres en nuestros planes—

Lo Que Debió Haber SidoWhere stories live. Discover now