Ojos sobre Ti

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Últimamente he estado preparando grandes cosas, no quiero revelar todavía cuáles son...

Pero para no caer ante el hecho de que crean que soy desobligado haré algo al respecto y publicaré un capítulo de esta joyita.

Espero que les guste, a mí me encanta.

Por siempre suyo...un pequeño Kaos.
























Una molesta alarma interrumpió su pacífico sueño, dicho fuera el aparato infernal terminó estrellado contra la pared. Luego se levantó, se golpeó la frente y supo que ese ni siquiera era su reloj —Maldita sea— masculló levantándose y buscando el aparato solo para encontrarlo en mil pedazos —Supongo que Asahi tampoco quería este reloj— dijo Erina en un susurro.

Se tapó su cuerpo desnudo con las sábanas, miró toda la habitación sin rastro de su acompañante de la noche anterior, se levantó y caminando había pisado una caja de condones que ahora estaba vacía. Sonrió con un poco de vergüenza de solo pensar lo que había pasado ayer, pero vaya que no era algo de lo que pudiera quejarse.

Empezó a bajar por las escaleras. Su mirada iba de arriba abajo, escaneando el lugar. Las paredes estaban adornadas con fotos de todos los viajes de Asahi, había pequeñas plantas decorando ventanas y la vista de la ciudad a través de los cristales de la sala de estar era increíble. Todo era muy acogedor, era refinado, pero sin llegar a la exageración.

Escuchó ruido proveniente de la cocina y se dirigió a ese lugar…

Asahi parecía preparar el desayuno, todo olía muy bien y a Erina se le hizo agua a la boca de solo pensar que necesitaba reponer energías — Se ve muy bien— dijo ella posicionándose al lado del pelinegro y mirando lo que estaba cocinando —Buenos días—

Asahi se sorprendió un poco del poder sigiloso de Erina, cuando se volvió a los ojos violetas sonrió encantado por verla, un poco despeinada, pero eso solo hace la vista más encantadora —Buenos días para ti también, princesa— dejó la sartén a un lado y se dirigió a ella solo para abrazarla y estampar sus labios contra los de Erina —Espero que tengas hambre—

—Ni que lo digas— Erina se mordió un labio de forma inconsciente e intentaba que su sonrojo no se viera de forma evidente.

—El desayuno ya esta listo— dijo Asahi volviéndose a su trabajo solo para mostrar los complementos ya preparados —¿Por qué no vas y te das una ducha? El desayuno estará servido para cuando bajes—

—¿De verdad está listo?— inquiere graciosa Erina solo para sentarse en la mesa de la cocina —Es una lástima, no pude ayudarte— dice en tono fingido.

—¿Querías humillar a mi cocina con la tuya?— pregunta despojándose el delantal que tiene atado a la cintura.

—Claro— susurró Erina nada humilde rodando los ojos con una sonrisa.

Asahi deja el delantal de lado y se acerca a Erina quedando entre sus piernas, agarra las manos de ella; delicadas y suaves, solo para llevarlas hasta su cuello —Tú eres una mujer para nada humilde…— dice con sorna y deposita pequeños besos en las mejillas rosadas de Erina —Dejando los juegos de lado, deberías tomar una ducha, hazlo ahora no quiero que el desayuno se enfríe—

—Esta bien— bufa en rendición, siente los brazos de Asahi rodear su cintura —¿No quieres tomar una ducha conmigo?— dice con total seducción usando el encanto de sus violetas.

Asahi se siente intimidado por su propuesta, pero le sonríe como asentimiento, automáticamente siente las piernas de Erina enredándose en sus caderas y la toma para llevarla a la ducha —Sigo pensando que el desayuno se va enfriar— dice entre dientes al sentir los labios de Erina contra los suyos en un beso.

Lo Que Debió Haber SidoWhere stories live. Discover now