Song

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Uuuuu....

Se me había olvidado que tenía está joyita por aquí 7w7























Cada fibra de su cuerpo le pedía huir…

No era propio de él dar retirada a una chica, pero Erina no era cualquier chica, era la reina, la doncella, la princesa, la diosa que esperarías tener en tu vida aún sabiendo que no la merecía.

Mientras estaba parado frente a la enorme puerta de la entrada de la mansión muchas ideas suicidas pasaron por su mente. Ninguna mujer lo había hecho titubear antes, de hecho, era todo un galán, pero cuando se trataba de la princesa de Totsuki, simplemente le aire le faltaba, las piernas le fallaban y las ganas de cagarla estaban emergentes en todo momento.

—Okey, no te confundas, Asahi— se dio en un tono tranquilizador mientras evaluaba parte de su atuendo —Ella no quiere nada contigo, esto es solo una salida casual de amigos así que…tu tranquilo…mente sana como manzana—

Luego de unos minutos la puerta se abrió, revelando el más grande temor de Asahi.

—Asahi, hola—

Si antes intentaba tener una mente sana, ahora era casi imposible. Lo primero que lo abrumó fueron esos ojos como de gatos, grandes y brillantes, con una sombra oscura en los párpados y con esa sonrisa angelical y a la vez diabólica. La tierna princesa vestía una camisa grande en un color negro, con una chaqueta de mezclilla. Sus muslos, la parte más devastadora hasta ahora, tenía unos shorts, muy cortos de verdad, sus piernas expuestas y a la vez no, porque llevaba medias transparentes y al final unos tenis demasiado simples como para pasar desapercibida.

¿Qué parte de ella era simple? Nada.

Asahi no quería, pero debía maldecir su mente por traicionarle “Mente sana como manzana. Mente sana como manzana” se repitió varias veces para sí mismo.

—¿Te quedarás ahí parado viéndome toda la noche?— preguntó Erina.

Erina sabía que había logrado el efecto deseado en Asahi. Cuando el pelinegro le dijo “casual” ella inmediatamente supo que hacer, cuando le mencionó que la llevaría a un bar con música y buena comida “la apuesta” estaba hecha y no podía estar más que contenta.

Asahi volvió en sí luego de darse cuenta que la miraba como un completo idiota —Tal vez— dijo respondiendo a su pregunta —La verdad es que contemplarte toda la noche no parece una mala idea—

—Me alegra escucharlo— rio por lo bajo Erina mientras salía y cerraba la puerta tras de sí —Pero yo sí quiero ir a tomar algo—

Asahi le ofreció su brazo y ella lo tomó con gusto, la guío hasta el corcel que les llevaría a su gran noche. Erina titubeó un poco al ver la motocicleta, nunca antes se había subido a una y no estaba convencida si quería que fuera su primera vez.

—¿Qué pasa?— preguntó el pelinegro quien ya había montado la motocicleta y se había puesto su casco.

—Yo…nunca antes…— intentó explicar temerosa.

—Descuida— Asahi le ofreció su casco extra —Ven aquí, Erina— ella obedeció, abrió las piernas y se sentó atrás del chico. La sensación del cuerpo de Erina apretando contra el suyo le hizo sentir algo que nunca había sentido con otra chica —Ah…okey…Ahora…— tomó los brazos de Erina y los encaminó por todo su torso esperando que se agarrara de él —Sujétate fuerte—

—Asahi—

—No te preocupes, Erina— le cortó mientras encendía la motocicleta —No iré tan rápido, pero debes sostenerte—

Lo Que Debió Haber SidoWhere stories live. Discover now