24 ‹ broken heart

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Es de noche, pasadas las nueve. La lluvia aminora conforme los minutos pasan, pero repiquetean sobre la acera con un tenue sabor a melancolía.

Hoseok está fuera, fumando un cigarro con su cadera recargada en una pared mientras lee los últimos mensajes de su hermana, quien le cuenta como su perro casi se atraganta con una salchicha tras saltarse el importante paso de masticarla.

Hay un pequeño espacio entre la entrada que le cubre del agua helada, pero logra mojar la punta de sus botas.

Suelta un suspiro mortificado cuando recuerda que para cenar no hay mucho en casa, por lo que deberá ir al supermercado antes de que cierren. Bueno, si es que terminaba sus horas extra al final.

Está dispuesto a entrar al edificio, dándole la espalda a la calle, cuando escucha las ruedas de un automóvil acercarse y rechinar al frenar en seco. Es una Chevrolet Suburban color negro, con cristales polarizados y no tiene placas.

Su mano inmediatamente viaja al arma colgando en su cinturón alrededor de su cintura, pero sus acciones se ven interrumpidas cuando la puerta se abre y dentro de ella hay varias figuras enmascaradas y vestidas con esmóquines negros.

«Todos son conejos...» Piensa. La escena, como si no fuera lo suficientemente bizarra, empeora para cuando avientan sin cuidado una bolsa negra en la banqueta. Una de las figuras, con sus perturbadores e inquietantes ojos negros y vacíos, se le queda mirando antes de hacer una despedida militar y cerrar la puerta con fuerza.

La camioneta arranca y avanza a toda velocidad, perdiéndose en la siguiente curva.

Hoseok está tan perplejo que su cigarro se ha consumido hasta que le quema la yema de sus dedos.

Con la curiosidad picando en su nuca sudorosa, camina con cautela hasta que está frente a la bolsa plástica, que le causa un respingo cuando comienza a moverse frenéticamente.

Se acuclilla inmediatamente y con su esfuerzo y sus uñas logra hacer un hoyo que abre hasta que una cabellera azabache sobresale y un par de ojos oscurecidos por el pánico le observan. Su boca está cubierta por cinta junto a sus extremidades, que tienen todo movimiento imposibilitado por la misma.

Para el alfa, el corazón se le hace pequeño cuando reconoce al omega cuyos ojos se han llenado de lágrimas que se pierden con la lluvia.

— ¡Oh por Dios, Jimin!

— El paciente fue descartado de haber sufrido algún abuso sexual y, aunque tiene varias heridas en proceso de cicatrización, tampoco hay señales de haber sido víctima de torturas que fuesen exponencialmente riesgosas para su salud

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— El paciente fue descartado de haber sufrido algún abuso sexual y, aunque tiene varias heridas en proceso de cicatrización, tampoco hay señales de haber sido víctima de torturas que fuesen exponencialmente riesgosas para su salud. Park Jimin está fuera de peligro.

Soobin y Seori entran en la habitación con el corazón en la boca, pálidos hasta las orejas.

En el hospital hay un caos, empezando por la prensa agrupada en la entrada y la policía corriendo por los pasillos transitados por los familiares de pacientes y médicos en bata blanca.

Hate Me (Kookmin).حيث تعيش القصص. اكتشف الآن