Capítulo XXXV

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De los hijos de la iglesia que hay encubiertos entre los impíos, y de los falsos cristianos que hay dentro de la iglesia

Pero acuérdese que entre estos sus amigos hay algunos ocultos que han de ser ciudadanos suyos; porque no juzgue es sin fruto, aun mientras conversa con ellos, que sufra a los que la aborrecen y persiguen hasta que finalmente se declaren y manifiesten; así como en la Ciudad de Dios, mientras es peregrina en el mundo, hay algunos que gozan al presente en ella de la comunión de los sacramentos, los cuales, sin embargo, no se han de hallar con ella en la patria eterna de los Santos, y de éstos unos hay ocultos y otros descubiertos, quienes con los enemigos de la religión no dudan en murmurar contra Dios, cuyo sacramento traen, acudiendo unas veces en su compañía a los teatros, y otras con nosotros a las iglesias. Pero de la enmienda aún de algunos de éstos con más razón no debemos perder la esperanza, pues entre los mismos enemigos declarados vemos que hay encubiertos algunos amigos predestinados sin que ellos mismos lo conozcan; porque estas' dos ciudades en este siglo andan confusas y entre sf mezcladas, hasta que se distinga en el juicio final, de cuyo nacimiento, progresos y fin, con el favor de Dios, diré lo que me pareciere a propósito para mayor gloria de la Ciudad de Dios, la cual campeará mucho más cotejada con sus contrarios.

La ciudad de Dios: Libro IWhere stories live. Discover now