Trece

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[Emma]

Terminé cumpliendo mí palabra y Drake, Lena y yo fuimos al centro comercial, con mi hermana y Logan al otro lado de la pantalla.

En cada tienda que entrábamos, Lena y Drake pasaban por las diferentes secciones para que ambas pudieran elegir aquellas prendas que querían que me probara, me daban su opinión y comprábamos lo que a las tres nos gustaba por igual. Así nos manejamos la hora y media que llevamos aquí.

Nos tomamos media hora para almorzar algo y luego comenzó mi tortura... Bueno, no tan así, comenzaba a gustarme bastante esto del cambio de ropa y descubrí bastantes cosas que jamás pensé que podría admirar en mí.

– Tienes que estar bromeando– murmuré.

Saqué mi cabeza por la puerta del probador y llamé a Lena, era más que obvio que esto no le interesaría a Paulette.

– ¿Qué sucede?

– ¿En serio pensabas que iba a usar esto?

– No que lo usarías, pero lo vi colgado en el perchero y pensé que se vería increíble en ti– quise oponerme, pero siguió–. Seré sincera contigo, como siempre: sé que no eres fan de los vestidos o las faldas, pero créeme; sólo estás comenzando a cambiar tu forma de vestir, con el tiempo quizás hasta cambies tu forma de verte a ti misma. No planeo cambiarte por completo con un vestido, sino que veas por tu cuenta lo que otras personas ven en ti. Puede que no te consideres una chica atractiva y tendrás tus motivos en tu mente, pero creí que podrías darte la oportunidad de descubrir qué tal te sientes.

Es increíble cómo Lena me deja sin excusas cada vez que habla: tiene la capacidad de ser súper directa y educada a la vez, dejándote sin respuesta.

Bajé mi vista y alejé un poco el vestido de mi para volver a observarlo: era simple, de un color bordó eléctrico con un escote bastante pronunciado, llegaba hasta medio muslo y tenía pequeñas piedras plateadas alrededor de la cintura como si lo decorara un cinturón.

– En serio es muy bonito y sencillo a la vez, pero no sé...

– Tan sólo pruébatelo, no nos lo muestres si no quieres, ¿por favor?

– suspiré– Odio que seas mi mejor amiga.

Rió y salió del probador, donde me quedé unos segundos cuestionándome si hacerlo o no.

Volví a pispear el vestido. La verdad es algo que hubiera pasado de largo, pero ahora sólo verlo me causa cierta curiosidad de cómo sería usar algo así o para qué tipo de ocasión... Y, sobre todo, cómo se vería en mí.

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Al volver, nos fue algo complicado subir todo, pero con un poco de organización lo hicimos.

Tuve la fantástica idea de ponerme como límite dos a tres bolsas por tienda, supuse que así habría menos cosas que traer y sería más fácil para mí decidirme.

Mis decisiones fueron más sencillas que la estrategia, pero una de dos no está mal...

– ¡Qué emoción! Jamás vi tantas bolsas de ropa que te pertenecieran a ti.

– reí– Al fin puedes decir que lograste convencerme de esto.

– Y juro estar orgullosa de eso toda la vida– riendo, se sentó en la cama–. Ahora, vamos a lo importante y muéstrame todo de verdad.

Así pasé parte de la tarde con ella. Cada prenda que sacaba, me la volvía a probar y la guardaba en el armario.

Todo lo que hice siempre fue pensando en ella, pero nunca la vi tan contenta como ahora. Y soy muy consciente de que, a partir de hoy, va a pedirme ropa prestada más que nunca.

Cómo Cambiaste Mi Vida ✔️Where stories live. Discover now