XXIV

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Ese estúpido teorema de Bayes.

Esos estúpidos compañeros que se sentían superiores a él.

¿Por qué carajos tenían que hacer un escándalo de todo lo que él hacía?

No podía ni siquiera mantener un perfil bajo, porque prácticamente, él era conocido como un idiota, si tan sólo supieran...

—Estúpidos nerds— murmuró Gerard mientras caminaba rápidamente para salir de ese horrible lugar tan sofocante-.

—¿Gerard Way?— preguntó una voz femenina a sus espaldas—.

—No— respondió Gerard sin detenerse—.

—Te buscan en la oficina del director.

Fue entonces cuando Gerard se detuvo, maldiciendo una vez más, el hecho de que esos estúpidos nerds hagan un completo escándalo.

—¿Ahora?— preguntó Gerard volteando hacia la mujer que le había llamado—.

—Ahora— afirmó la mujer— ¿Vienes?

—Lo que pasa es que tengo un compromiso— dijo Gerard pensando lo más rápido que su cerebro casi adormilado le permitía— Es cita con el doctor.

—¿Justificaste esa falta?— preguntó la mujer—.

—Si— afirmó Gerard— Avisé desde la semana pasada.

La mujer asintió no muy segura de lo que le dijo Gerard.

—Bien— dijo la mujer— De todos modos, tendrás que pasar pronto.

Gerard asintió sin querer agregar más palabras, pues empezaba a perder un poco de control sobre sí mismo. El chico simplemente se dió la vuelta y continuó su camino hacia la salida.

Le urgía llegar a su casa y pensar con claridad.

Necesitaba asegurarse de que lo que había elegido era acertado.

—Mikey— habló Gerard al celular— ¿Estás en casa?

—No, se supone que los dos deberíamos estar en la universidad, pero por lo que escucho...

—No empieces a darme un sermón— dijo Gerard rodando los ojos y recorriendo el camino a la salida de la facultad— Pasó algo.

—¿Todo bien?— preguntó Mikey un poco más preocupado— ¿Te hicieron algo esos nerds?, porque si es así...

—No, no, no— se apresuró a decir Gerard mientras se sentaba en la parada de autobús que estaba justo afuera— No me hicieron nada, sólo que...

—Los medicamentos— dijo Mikey— ¿Los tomaste?

—No los necesito— afirmó Gerard subiendo al autobús— Quiero dejarlos.

—¿Estás loco?— preguntó Mikey— Los has tomado toda tu vida, ¿Y ahora quieres dejarlos?. Escucha Gerard, no hagas algo idiota, espérame en la casa, estaré ahí en...

Gerard ni siquiera dejó que Mikey terminara de hablar, simplemente colgó, se sentó en un asiento vacío al lado del de una chica que parecía salir de la escuela, y sólo se dedicó a sumergirse en sus pensamientos.

Aunque intentaba pensar y analizar cada una de las opciones que tenía, las decisiones que podría tomar, y las consecuencias que eso traería; la chica que estaba al lado suyo no lo dejaba pensar correctamente.

La observó de reojo, y detalló sus movimientos, sus gestos faciales, su vestimenta, su cabello, absolutamente todo; podía pasar por alto que su vestimenta pareciera de un colegio religioso, pero lo que lo irritaba de sobremanera, era su voz.

I.Q. [Frerard]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum