Capítulo XXIII

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Sean durmió en el sofá de la sala, temía que Andrea se le ocurriese escapar por la noche pensando que era «lo mejor para todos». Matías y él acordaron que pasaría alrededor de las ocho a la casa. Era lo mejor, se lo repetía a cada minuto, rogando que entre ellos dos no resurgiera nada.

Matías llegó puntual, no descansó en lo absoluto. Dio vueltas y vueltas evocando su cabello, sus ojos, su actitud y la temporada juntos que les esperaba. El saber por qué se casó borró súbitamente todo el rencor y la impotencia. Ahora ya no existía nada que los separase, él no lo permitiría. Cada célula esperaba ansiosa su regreso, moría por tenerla de nuevo entre sus brazos, sentir su cuerpo temblar y vibrar junto al suyo, como cada noche hacía ya un año. La amaba, mucho más de lo que alguna vez pudo imaginar. Ahora solo esperaba que ella aún sintiera lo mismo y algo le decía que así era.

Tocó y esperó a que le abrieran. Jean lo hizo regalándole una sonrisa.

—Hola... pasa —Matías la siguió al interior respondiéndole el saludo. El lugar era minúsculo y realmente acogedor, decorado con detalle. No tenía uniformidad, había diferentes colores y texturas; le gustó y saberla viviendo ahí lo tranquilizó. Había plantas por doquier y su toque en cada cosa—. Matías ¿verdad?... —asintió enfocándose en la rubia que seguía sonriéndole con calidez. Ella le tendió la mano, respondió de inmediato—. Soy Jean, Sean ya te habló de mí... Andrea y yo vivimos juntas y somos dueñas de la florería.

—Sí y mucho gusto —enseguida le cayó bien. De alguna forma Andrea consiguió rodearse de gente que la quería.

—Siéntate, ¿quieres algo? Andrea no tarda —Matías se acomodó en un sillón gris oscuro con telas color cereza y moradas que, sin comprenderlo, combinaban perfectamente.

Sean salió de una de las puertas y al verlo sintió de nuevo la sangre hervir. Estaba recién duchado y lucía un traje que lo hacía ver mayor.

—Hola, Matías.

—Buenos días, Sean —Jean se acercó a otra puerta justo de lado derecho del apartamento y entró después de tocar. Matías supo que esa era la habitación de Andrea, se serenó enseguida. Sean al ver su reacción rió.

—Dormí justo donde tú estás sentado, no te mentí —Matías asintió sintiéndose un tonto. No hubo tiempo de intercambiar más palabras porque de pronto Andrea salió de la habitación. Matías se puso de pie enseguida. Lucía cansada, traía unos pantalones de mezclilla deslavados, unos converse y una playera negra. Su cabello lo llevaba agarrado por una coleta descuidada y de su hombro colgaba una mochila. Extrañaría esa cascada que caía tan sensualmente por su espalda, comprendió al verla, no obstante, y a pesar de estar de verdad mucho más delgada, que seguía tan hermosa como siempre.

Andrea sintió enseguida cómo su presencia llenaba el lugar, nunca le pareció un apartamento tan pequeño hasta ese momento; sin embargo, no lo miró, no podía. Sean se aceró de inmediato notando la tensión entre ambos.

—¿Y el resto? —Se refería a las maletas.

—Solo es una, está adentro —Matías los observó interactuar con interés, ella no manifestaba ninguna emoción y su mirada estaba... vacía. Jean salió de la recámara arrastrando una pequeña valija.

—Dice que no necesita llevárselo todo —Andrea tomó el asa de su equipaje asintiendo.

—No, esto es temporal —el pecho de Matías se oprimió. Maldición, actuaba como si no estuviera ahí y eso comenzó a irritarlo, después de todo ya nada los separaba y era cuestión de tiempo para que todo terminara.

Se acercó sin perder el tiempo y cargó la maleta sin dificultad. Andrea lo miró sin poder evitarlo, dejando de respirar al percibirlo tan cerca. La evaluaba serio, irradiando masculinidad. Su cabello estaba más largo, pero su rostro seguía siendo igual de perfecto; llevaba puestos unos vaqueros, una polera blanca y una polera de cierre oscura. No estaba preparada para el impacto que le produjo, era aún más impresionante de lo que recordaba. Irradiaba fuerza y la seguía atrayendo como el primer día, casi de forma inconsciente, mágica.

Belleza atormentada © ¡A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora