🐱🐱

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Le gusta.

—¡que lindo~! Eres tan suave...

—Valt...

Desde que había llegado a su casa no había querido apartarse del gato, una insignificante bola de pelos que estaba llamando toda la atención del niño. Le molestaba de alguna manera.

Afuera seguía lloviendo, sin embargo, Shu se había encargado de mantener a su amigo en condición, le había prestado la ducha para que tomara un baño de agua caliente, por si se enfermaba, también le había prestado algo de ropa que le quedaba grande y lo hacía ver adorable, por lo mientras estaba bien. Ahora, luego de poner la ropa mojada en un cesto a parte, había ido a preparar la cena, sin embargo, aún le preocupaba que Valt no llegara a casa, pues su madre era algo protectora con su hijo mayor.

—¿Mm?

—¿Que vas a hacer ahora?— le dedicó una mirada rápida al gato que permanecía en las manos de su amigo, habían estado jugando desde que el azul había terminado de bañarse. También lo intento meter con el, al agua pero los gatos la odian y termino con una gasa en la mejilla.

—¡Me quedaré! ¿No hay problema verdad?— contesto este tomando las patitas del animal moviendo las de un lado a otro.

—no creo que eso sea buena idea— dijo refiriéndose a lo que le hacía al minino, este parecía querer aventarse a él en cualquier momento —¿Has avisado a tu mamá?

—lo sabe desde que me fui. Le dije que pasaría está noche contigo— fue su respuesta. Shu se quedó mudo.

—bien... De todos modos, la cena está lista.

—¿Tienes algo que puedan comer los gatos? — pregunto este levantándose del suelo, que era dónde estaba, el gato venía en su hombro y se veía terrible, aún siendo un animal la expresión que traía era lamentable—. Esta vacío— continúo su amigo picando el abdomen del minino.

Shu camino hasta los gabinetes, donde además de vasos y platos, guardaba alimentos que normalmente se quedaban ahí. El no era de comer todo lo que había, prefería guardarlo para otra ocasión o para cuando sus progenitores regresarán del trabajo y tuvieran hambre. Encontró cajas de cereales, avena y cosas así, hasta por fin hallar un tarro de leche en el refrigerador.

—¿Leche?— más que respuesta era una pregunta, los gatos tomaban leche ¿Verdad?

—¡Está bien!

Después de servir su ración al animal ambos se sentaron en el comedor, con el gatito a sus pies, bebiendo tranquilamente.

—¡Que lindo!— exclamó el azul de repente, Shu soltó un bufido —¡Esto también está delicioso!— luego se refirió a la comida.

Shu, en cambio, no había probado aún su plato, tenía el celular en la mano, aunque fuera algo descortés; necesitaban instalar al minino y Valt dijo que una caja mojada y arañada no podía ser un lugar donde quedarse. Él se dió la tarea de investigar un poco sobre gatos, ya que los conocimientos que tenía al respecto eran muy básicos o no estaba seguro de algunos. En ese rato se estaba enterando de cosas que no le hacían ninguna gracia, por ejemplo, los gatos odian el ruido, les pone en un estado de alerta o los estresaba, pero con Valt eso no es una virtud.

—¿No vas a comer?— pregunto el Aoi sacándolo de su encimismamiento pues también le quitó el teléfono de las manos—. Se va a enfriar...

—estaba investigando...— informó, pidiendo, en parte, el celular de vuelta —. Necesitamos pensar dónde podrá quedarse, no lo quiero en ninguno de los muebles y mucho menos en mi cama — avisó.

—mmm... ¿No tienes alguna cesta o caja? ¡Ho! Y una manta vieja — sonrió.

—¿Por qué no preguntas sobre una cama para gatos, mejor? Por supuesto que no — dijo soltando un suspiro.

—que mal...

—escucha... Creo que puede quedarse en un cojín... —miro el sofá.

—dijiste que no lo querías en los muebles.

—no estoy diciendo que lo subas en el sofá, además, puedo lavar eso después.

—¡Está bien!

El gato ajeno a la conversación había terminado por fin de comer. Se acercó a la mesa y restregó su cabecita en los pies descalzos de Valt.

Sin resistirse el chico lo tomo en brazos y lo acurrucó en su regazo, dando suaves caricias en su lomo, todo frente a la fulminante mirada de su mejor amigo.

—Valt bájalo. Estás comiendo, va a soltar pelos...— regañó Shu.

—p-pero... ¡Ya acabe!— respondió mostrando el plato.

—de todos modos, aún no lo bañas... Está sucio.

—¡Tú estás sucio!— contesto negándose a soltar el minino.

Sin nada más en su poder el chico soltó un suspiro pesado y comenzó a comer su cena. Sus pensamientos empezaron a inundar su mente permitiéndose escapar de la realidad para interrogar a si mismo sobre la nueva situación y el cariño inexplicablemente rápido que Valt había tomado por el gato. No sabía que hacer ahora, donde dormiría la bola de pelos, donde se quedaría y lo peor, si sus padres regresaban antes, ¿Que dirían? Seguro lo sacarían del lugar con todo y gato. Al menos agradecía que en ese edificio aceptarán mascotas, de lo contrario sería un problema más grave.

Para cuándo se dió cuenta ya estaba levantándose de la mesa y recogiendo el plato tanto de su amigo como el suyo. Los dejo en el lava platos y regreso al comedor, notando que Valt, se había quedado dormido en su asiento.

—Valt...— se acercó un poco a la silla donde el pequeño dormía. Debió haber Sido una carrera muy larga, pensó. Sonrió un poco, el gato ya se había bajado del regazo del niño, puesto este empezaba a resbalarse en el asiento y temía caer juntos al piso. Shu tomo a Valt en sus brazos, agradecía que, para su apetito, su cuerpo no era muy pesado, tan delgado y pequeño que emanaba la vaga sensación de protegerlo. Lo llevo hasta su habitación y lo recostó en el colchón dejando al muy somnoliento acomodarse en la cama primero.

Regreso al comedor y dió una mirada rápida al gato, que a pesar de estar cansado le seguía los pasos. Se quedaron mirándose uno a otro por unos minutos, en los que el albino se dió cuenta que de alguna forma se parecían, pero obviamente no iba a admitirlo.

—solo una semana —dijo dirigiéndose al minino, aunque no lo parecía este le escuchaba atentamente— le doy una semana, tiene hasta ese entonces para buscar a alguien que quiera adoptarte.

El gato le miró mientras meneaba la cola, lentamente.

—hoy dormirás aquí...— trajo un cojín del sofá y coloco en el suelo cerca de la puerta de la habitación donde dormía Valt.

El gato subió de un salto en este y se acurrucó ahí.

—tienes suerte de que lo aprecie demasiado...— dirigió su vista al durmiente chico que yacía en su cama y sonrió.

"Este tipo..." Pensó, sin realmente completar su oración, no dijo nada, no podría de todos modos. Siguió con sus ojos los pasos de Shu hasta que esté apago las luces y se acostó a un lado de su amigo.  Vio como admiraba al mismo durante unos minutos y se abrazaba a el de tal forma que ninguno pasaría frío esa noche.

¡ᴍᴇᴏᴡ! [Shu/Valt]Where stories live. Discover now