🐱🐱🐱

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Problemas.

—¿Vas a venir?— Shu se colocó cerca de la puerta, con los brazos cruzados mientras miraba de forma indiferente el cuerpo del Aoi sobre la cama.

Valt estaba llorando, pero el mantenía esa expresión impacible, como si no le importará.

No respondió, el soltó un suspiro y dió por terminado ese corto intercambio de palabras aunque no le devolvieran una repuesta; muy en su interior a veces se preguntaba porque aguantaba todos los berrinches de su mejor amigo. No es como si fuese su madre o la única persona sobre la superficie de la tierra.

Salió de la habitación y se sentó en el comedor; a solas, comiendo el poco alimento que había preparado. Los sabores quizá apagados de la comida recorrieron toda su boca causándole cierto malestar.

Los días que habían estado juntos se había acostumbrado a su compañía, tanto así que todo había tomado un sabor altamente vivaz, desconocido. Pero siempre estuvo presente cuando Valt también lo estaba, recordarlo le ponía los pelos de punta y se preguntaba que era esa sensación de lucidez y felicidad que estaba sintiendo tan de repente o el abandono que en estos momentos reinaba todo su interior.

Se interrogó aquello mientras comía.

Pero Valt nunca salió por más que lo esperara.

Cuando cayó la tarde el silencio del departamento se torno aún más tormentoso. Shu había terminado de comer y por ende y viendo la situación había optado por salir a caminar, para que Valt pudiera pensar tranquilamente; además, sus lágrimas eran todo por su culpa.

Entendía perfectamente que estaba mal, de hecho ni siquiera se debía a la presencia anterior, aquella autoritaria figura que vio escasas veces cuando niño ¡Ni siquiera! Por más que le doliera que ellos no estuvieran con él.

El problema principal estaba en los días que había compartido junto al gato y al Aoi. Misteriosamente no se sentía cómodo con la presencia, bueno en parte si...

¡Pero era tan difícil de explicar!

Tener al gato ya de por sí era un problema, tener a su amigo en casa se había vuelto un problema mucho más grande y no en el mal sentido, simplemente no se entendía desde entonces, ahora con la visita de su madre las cosas se habían descontrolado por completo.

Shu había notado sus extraños comportamientos cerca del chico y era molesto porque incluso el podía darse cuenta.

Extremadamente cariñoso y paciente aunque no fuera tan definido en ese día.

Ponerse celoso de un gato con su nombre le era patético y muy vergonzoso.

Cuidadoso en todo lo que hacía, llevar acabo acciones propias de los padres sobreprotectores.

Quizá Wakiya tenía razón, quizá quien salía perdiendo era el...

Quizá debía encontrar algo que hacer mientras se cumplían los tres días faltantes.

Así no tendría porque sufrir más esos ataques de descolocación.

Fue entonces cuando razonó; de hecho, ni él, ni Valt habían sacado el tema del BeyBlade en esos días, es más, Valt jamás llegó a su casa para pedirle una batalla, como normalmente hacía, simplemente era entrar saludarlo a él con un abrazo asfixiante y pasar la tarde con el gato, ya sea peleando o jugando con él. Como si todo estuviera bien, ni siquiera sabía si había traído a Valtryeck consigo al quedarse en su departamento.

¡ᴍᴇᴏᴡ! [Shu/Valt]Where stories live. Discover now