Epílogo ฅ^•ﻌ•^ฅ

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Sentimientos.

—¡Al menos me alegra que ya se hayan arreglado!

—si, eran un fastidio...

Suspiro. Aquellos chicos problemáticos estaban de nuevo en su apartamento, a petición de Valt, una especie de celebración ya que el gato había vuelto con ellos. Se notaba que lo habían extrañado, pero ¿De cuando acá pasaron a quejarse sobre ellos? Quizá cuando Wakiya menciono sobre su inestable comportamiento de ambos alrededor de la semana recién concluida. Era domingo, y por ende y viendo que todos estaban libres habían organizado una comida todos en la casa de Shu.

¿Por qué siempre salía perdiendo él?

—¡Eso no importa porque ya estamos bien! ¿Verdad, Shu?—aporto el pequeño dándole una cálida sonrisa a su amigo.

—si...—correspondió él desde la cocina.

La verdad es que realmente aún no resolvía sus propias cuestiones; tal vez se habían arreglado de manera superficial pero ¿Que hay de los sentimientos? ¿Que hay sobre el porqué de todo aquello?

—¡Shu el gato quiere saludarte~!—el tono burlesco que utilizo Rantaro al decir esas palabras lo sacó de sus pensamientos. Tubo un sobresalto y se alejo varios pasos del chico rubio que cuando miro bien, la verdad es que no traía a ningún gato con él y el minino ni caso les hacía ya que estaba más ocupado en la cabeza de Daigo, jugando con su puntiagudo cabello—. ¿Amigo, estás bien? Pareces estresado...

Shu se sintió estúpido al mostrarse de esa manera frente a él. Seguro audaz se había dado cuenta de lo ajeno que permanecía a todo lo que los demás hacían.

—no te preocupes... Solo me asustaste...—excuso serenando su mirada y mirando la comida que se le estaba empezando a quemar. Y lo peor era que se estaba haciendo costumbre cada que cocinaba.

—como digas. Trata de calmarte un poco ¿Si? Acá todos estamos bien y tú también deberías estarlo...—aconsejo audaz metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón y saliendo de la cocina por el mismo lugar por el cual había entrado en silencio.

—si...



—¡Wahhh! ¡Estoy lleno! —exclamo Valt en el comedor sobando su estómago.

—¡Yo podría pedir otro!—opino audaz descaradamente.

—¿Quieren más...?—pregunto Daigo sin creerlo.

—nah, solo digo—compuso el chico de capucha.

—igual, no me extraña. Ustedes son como barriles sin fondo—dijo Wakiya con la vaga querencia de hacer enojar a ambos chicos.

Cuando estos se levantaron de sus asientos para regresar la broma al rubio, Shu soltó un suspiro y casi al mismo tiempo llevo su plato a la cocina. Esto nadie Salvo por Daigo, lo noto, claro siendo el más maduro del grupo era parte del papel.

El albino se recargo en la barra, mientras miraba el agua que había dejado en el lavaplatos para después que todos acabarán de comer, empezar a limpiar. Su reflejo no le decía nada más que cuan extraño y desesperante se estaba volviendo todo.

"Pensar en alguien es un problema..." Se dijo mientras sobaba su frente insistentemente.

—¿Estás bien, Shu?—pregunto una voz a sus espaldas. Era Valt, y lo miraba con un semblante de preocupación.

Al instante trato de recomponerse regalando le una sonrisa, lo más parecido que pudo a la honestidad—. Estoy bien...—admitió revolviendo los cabellos del menor.

¡ᴍᴇᴏᴡ! [Shu/Valt]Where stories live. Discover now