06_Hora perfecta

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Capítulo 6

~❁ ❁ ✦ ❁ ❁~

Por primera vez añoré la monótona vida de Soleil. Irónico cuando llevas diecisiete años quejándote de ella.

El instituto estaba revolucionado con los hermanos Bakker y, aunque Aksel era el que todos miraban y nadie podía tener, Nika era lo contrario. Siempre estaba rodeado de chicas que reían como tontas. Había mil historias de sus aventuras en las gradas, el lavabo del tercer piso y el clausurado laboratorio de química de la planta baja.

En dos semanas parecía haber pasado por las manos de buena parte del alumnado femenino. Donde quiera que giraba escuchaba los cuchicheos de cómo, dónde y cuándo había follado con alguien nuevo. Estaba claro que, en parte, eran inventos porque nadie podía coger tanto en tan poco tiempo.

Los Bakker pasaban las tardes en los tejados de la mansión, la azotea o los balcones. Un par de veces me pareció peligroso que estuvieran reparando el lugar sin ayuda de adultos o arneses de protección.

La vida de Aksel me preocupaba. Se sentaba con nosotros en el almuerzo y a Sophie le agradaba, lo empezaba a considerar alguien cercano. Nika podía caer de una de las torres y no habría pasado nada. Así hacía algo útil y servía de abono.

Cuando hice el chiste con mis amigos, Sophie se asustó y Dax me miró con mala cara. Era increíble que fuera la única que lo veía como realmente era.

Por otro lado, tenía el asunto de Charles y los mensajes de la cena que decidí ignorar. Andaba con Victoria como si estuvieran pegados con goma. Ocasionalmente me observaba a la distancia y no estaba de ánimo para lidiar con lo que fuera que estuviera cocinando su cabeza.

Por desgracia, ese viernes era la fiesta en su casa. No quería ir, pero lo había prometido y quería pasar un rato divertido con mis amigos.

—¿Tienes tus documentos? —preguntó mamá cuando Dax tocó el claxon para que saliera a su encuentro.

—Claro. —Guardé la llave en el bolsillo de mi abrigo—. Aunque dudo que me pidan identificación en una casa donde todos se conocen.

—Da igual —dijo papá desde el sofá—. Es ilegal salir sin identificación.

—Y debería ser ilegal que salieras con ese abrigo tan fino —apuntó mi madre.

—Pero hace calor.

—Regresarás de madrugada y habrá frío.

El claxon volvió a sonar.

—No tengo tiempo de cambiarme. —Hice un puchero para que me dejar en paz.

—Toma mi abrigo —dijo señalando al clóset a la derecha. Era negro y combinaba. Dudé al no querer ir tan abrigada—. Tómalo o no sales —advirtió y el claxon me desesperó.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora