28_Razones para mentir

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Capítulo 28

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—Mira qué hermoso —dijo Sophie con voz de niña pequeña mostrándome otra foto.

Esta vez era una bonita vista de la plaza de entrada a la universidad de historia en Prakt. Estaba casi vacía y al fondo destacaba el edificio principal con sus columnas inmensas sosteniendo un pesado frontón.

En medio, había tres figuras. Una señora Bakker menos delgada y más joven, si eso era posible, abrazando a dos chicos.

Reconocí el cabello negro de Aksel y sus labios finos, así como la sonrisa arrebatadora de Nika. Desde lo que parecían sus diez años podía dejarme impactada con aquel simple gesto.

—Es hermosa —coincidí con mi amiga antes de centrarme en pasar documentos viejos de cajas gigantescas a otras más pequeñas que los chicos iban subiendo al segundo piso.

Sophie se encargaba de las fotos de los Bakker, pero no avanzaba. Estaba más entretenida en conocer las historias que le contaban que en ayudar a recoger.

No me quejaba, era la primera vez en tres semanas que la veía sonreír. El problema era que jamás terminaríamos.

En dos días era la cena de Navidad. Ayudamos a los Bakker a alistar el lugar, incluso Dax se acercó para pintar el comedor. Él y su familia también asistirían.

Ese día, Sophie se negó a venir. Mis intentos por reconciliarles fueron en vano. Ella se negaba a hablar del tema y no quería forzarla, aunque por el buen humor de hoy quizás comenzaba a ser hora de un interrogatorio sobre lo sucedido.

—¿Quiénes son estos niños? —preguntó Sophie mostrando otra foto cuando Aksel volvió al pequeño estudio del primer piso donde estábamos recogiendo.

Detrás venía Nika. Intenté no prestarle atención cuando tomó una caja que no estaba demasiado lejos, pero me fue imposible no alzar la vista y que sus ojos se encontraran con los míos.

Me sonrió discretamente antes de salir de la habitación y tuve que controlar mi respuesta. Las miradas escondidas eran una costumbre desde lo sucedido en el baño. Eso y las largas llamadas o los mensajes a extrañas horas de la noche.

—¿Y estos? —preguntó Sophie que tenía la atención de Aksel.

—Son nuestros antiguos vecinos, hicieron una fiesta de disfraces por el cumpleaños de su hija.

Me acerqué a ver y localicé la foto de la que hablaban. Era en un patio trasero de una casa pequeña donde correteaban muchos niños. Me llamó la atención otra que estaba suelta. Reconocí a los hermanos Bakker.

Aksel posaba con una mueca graciosa y Nika no prestaba atención a la foto al estar sentado en el suelo conversando con una niña pequeña de cabello rubio.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora