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Capítulo 15

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La noche de Halloween terminó mal.

Cuando estaba a punto de salir detrás de Nika a preguntarle qué demonios había sido aquel beso y exigirle que lo repitiéramos, Sophie apareció llorando.

Julien perdió el autobús y terminaron discutiendo. Se rompió en pedazos y lo único que pude hacer fue abrazarle para que llorara.

Regresamos en el auto de mamá con la señora Bakker. Sophie en mi hombro entre lágrimas silenciosas, Emma dormida en mis piernas y yo en el asiento central mirando la oscura carretera ahogándome en lo sucedido.

Por primera vez tuve ganas de estar bajo la noria entre petardos robados y adolescente borrachos en vez de regresando a casa. Mi interés tenía nombre, pero no era momento. Sophie estaba destruida y me necesitaba.

Mamá nos dejó subir a mi habitación sin hacer preguntas. Le ayudé a cambiarse mientras lloraba y cuando estuvo lista se acurrucó en silencio. Le abracé y esperé paciente a que fuera calmándose hasta quedar dormida.

Discutieron porque ella esperaba que Julien pudiera pasar el fin de semana en Soleil. Su novio perdió el último autobús y no tenía sentido venir al día siguiente para regresar el domingo.

Tras escuchar la historia entendí que eran víctimas de la distancia. Sophie moría por verle y él estaba adaptándose a una nueva vida e intentando mantener la antigua. Era complejo si le sumaba el estrés de los exámenes y que Julien malinterpretó la frustración de Sophie.

No dormí mucho. Inconscientemente intentaba saber si los Bakker llegaban a casa. No sabía qué esperaba escuchar, pero necesitaba algún tipo de señal. No sucedió.

No supe nada de él, ni un mensaje, aunque le vi desde la ventana al día siguiente. Trabajaba con su hermano en la reparación de la mansión.

Sophie se quedó con nosotros el fin de semana y despertó el lunes con un resfriado. Mamá no le permitió ir a clases y la llevó a su casa antes de ir al trabajo.

Por esa razón, salí sola a la lluviosa mañana de un Soleil en pleno otoño. Tocaba esperar el autobús con mis botas impermeables y un paraguas. Caminé hasta el borde de la carretera y fue cuando noté a Nika y Aksel conversando no muy lejos.

El estómago me dio un vuelco y traté de no permitir que los nervios se apoderaran de mí. No había razón para comportarse como una niña. En algún momento volveríamos a hablar, era lo normal.

Me acerqué lentamente. Aksel hablaba a toda velocidad con la cara en dirección a su hermano, no capté lo que decía. Llevaba un paraguas negro y Nika se cubría solo con la capucha de su sudadera.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora