24_Escuchar conversaciones

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Capítulo 24

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Dejé atrás a Nika guiándome por los gritos del pasillo y logré abrirme paso entre los curiosos.

—¡¿Qué mierda te crees tú?! —gritó Rosie cuando logré apartar a dos chicas y llegar al frente de la muchedumbre.

Se había formado un pequeño círculo de espectadores alrededor de la castaña que era sostenida por Victoria frente a Raphael, el mejor amigo de Adrien.

—Esta tiene que tener la regla —dijo el chico mirando a su alrededor como si fuera un circo.

Sentí la quemazón en la garganta cuando unos cuantos rieron a coro.

—¡La regla la tiene tu puta madre! —Rosie se lanzó a golpearle y Victoria no pudo detenerle.

Intenté intervenir, pero Sophie apareció de la nada tirando de su otro brazo e impidiendo que la situación llegara más lejos.

—Te gusta el espectáculo —dijo Raphael con desprecio—, está comprobado.

—¿El espectáculo? ¡¿Se supone que tengo que aguantar tus babosadas?!

—Fue una pregunta sencilla, maldita loca —se quejó viéndole de arriba a abajo.

—¿Desde cuándo tengo que aguantar que insinúes que puedo acostarme contigo cuando quiera?

—Estaba bromeando.

—¡Ve a bromear con tu madre, bastardo!

—No te hagas, Rosie. Todo el mundo sabe lo que haces. Estás armando espectáculo por...

—¿Qué está pasando aquí? —intervino Adrien pegando codazos a la multitud.

Quedó consternado al ver tres chicas frente a su amigo y luego a mí, más cerca que el resto, pero sin intervenir en la discusión.

—No sé, dime tú qué está pasando —le retó Rosie—. Como le cuentas a tu amiguito que cogimos, ahora se cree con derecho a invitarme a follar con él.

Los ojos de Adrien parecieron salirse de sus cuencas y un murmullo de burla revolvió la multitud.

—Eres tan estúpida que ahora lo sabe todo el mundo —se burló Raphael.

Rosie chilló y se revolvió para que la soltaran. Raphael bufó antes de volver a hablar.

>>No vale la pena. Ni tan siquiera estás tan buena como para perder el tiempo —agregó haciendo un gesto de aburrimiento antes de tocar la barbilla de la castaña para provocarle.

Fue la gota que colmó mi paciencia y entre los insultos de Rosie aparté la mano del chico para que mantuviera la distancia.

—¿Quién te crees para hablarle así? —solté conteniendo las ganas de gritarle.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora