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MinGi no siempre vestía formal, él no era tan aburrido. De hecho cuando estaba en la casa y podía descansar o no tenía actividades protocolares (o sea, antes de casarse con YunHo), solía vestirse con ropa deportiva. Así que en ese instante, mientras caminaba por uno de los pasillos de su hogar, se sintió extraño con sus zapatillas con corte alto y aquel pantalón que no se ajustaba a sus piernas.

Como la asesora de los Jung era omega, él no era vestido del mismo modo que HongJoong con YunHo. En vez de eso, en el castillo había una enorme habitación en donde la mujer dejaba los trajes que usarían los Song y bueno, él iba a buscar el suyo para vestirse en su propia habitación. Además, Kim MinJi solo se dedicaba al tema de la ropa, mientras que un beta hacía el trabajo de maquillaje. MinGi, contrario a lo que podría pensarse, también necesitaba ese tipo de asesoría, aunque claramente solo para corregir imperfecciones y no como el caso de YunHo, quien siempre lucía espectacular y el maquillaje hasta combinaba con su forma de vestir. 

Abrió la puerta del lugar sin tocarla creyendo que estaba vacío, pero al hacerlo, se encontró con Kim MinJi dentro. Ella ordenaba un gran perchero en el que habían sólo blusas de mujer, la mayoría en tonalidades pasteles. YunHo tenía razón, esa chica estaba obsesionada con el rosa y MinGi ni siquiera se había dado cuenta antes, quizás porque ella no aplicaba esa fascinación por el rosa en sus trajes.

—Oh, buen día, asesora MinJi —la saludó haciendo una cortés reverencia.

—Buenos días alteza, perdón por seguir acá —se disculpó la joven haciendo una venia de noventa grados—, no quise alterar su descanso con mi presencia… 

—Descuida —musitó MinGi yendo hacia el perchero con su ropa. En este, había un traje listo para ser usado y protegido por un cobertor negro—. No podré descansar mucho de todos modos porque debo salir pronto.

MinJi, aparte de tener un nombre muy parecido al suyo, era bajita, muy delgada y llevaba el cabello negro levemente ondulado. Tenía la tez blanca, pómulos altos, labios muy rojos, y un olor suave a gardenias. Él la conocía desde aproximadamente diez años, cuando empezó a vestirlos oficialmente. Siendo mayor que MinGi, la joven vivía en el mismo castillo, pero en alguna de las pequeñas casitas del bosque. Era la primera de su familia en trabajar para la familia real, y a pesar de eso se había ganado la amistad de casi todos los que vivían allí dentro.

Incluído SeongHwa. 

MinGi estaba seguro, ahora que pensaba mientras revisaba su traje para cerciorar el color (no, no era rosa, sino que azul marino), que la vio hablando muchas veces con él. Era obvio y útil que eso sucediera, porque pasaban los días y no tenía señales de su mejor amigo, ni siquiera su olor en los jardines, y eso lo estaba poniendo un poco mal. Se sentía extremadamente culpable de que le pasara algo malo por su culpa, de haberlo expuesto a ese castigo.

No es que SeongHwa se fuera a enojar con él, su culpa no iba por ese lado. SeongHwa había nacido para servirle e incluso dar la vida por… MinGi no quería pensar más en esas cosas.

—He visto la televisión hoy —mencionó MinJi dirigiéndose a otro perchero, en donde habían un montón de vestidos. Comenzó a cambiarlos de lugar para darles un orden que solo ella entendía—, ellos mostraron un montón de fotografías románticas de usted con su marido en una cafetería.

MinGi dejó de simular concentrarse en su traje y lo sostuvo bajo el brazo, viendo a la omega sonriente. Él había visto los chismes de la televisión junto al mismo príncipe omega, mientras tomaban desayuno. Se sorprendió de cómo ellos interpretaban las cosas, pero YunHo estaba muy feliz porque eso mejoraba su imagen de "omega de hielo", como algunas vez los periodistas le apodaron.

A MinGi le daba un poco igual si la prensa creía su matrimonio planificado, mientras YunHo lo quisiera estaba todo bien, y estaba bastante feliz con su progreso desde que SeongHwa lo había ayudado con eso… 

IDEAL [yungi]Where stories live. Discover now