46

4.3K 778 232
                                    

Luego de despedirse de todos, los esposos Song se fueron por su cuenta al castillo. MinGi había bebido un poco de espumante, aunque claro, al ser un alfa no le afectaba demasiado. YunHo, al contrario, quien no había bebido alcohol, se puso bastante silencioso, cosa extraña debido a su eufórico comportamiento anterior en el hotel debido a la felicidad que le había causado la ceremonia.

Qué gracioso, YunHo había estado más contento en el matrimonio de su hermano que en el suyo propio, aunque a MinGi eso no le ofendía por mucho que le gustara el omega. Después de todo con suerte lo había visto dos veces en aquel momento… al contrario de ahora, en donde pasaban la mayor parte del tiempo juntos.

A MinGi le gustaba estar con YunHo, eso lo tenía claro. Le hubiese gustado tener los consejos de SeongHwa respecto a lo que le estaba pasando, pero lamentablemente no volvió a verlo nunca más. ¿Estaba bien? ¿Seguía viviendo en el castillo? Este invierno era tan duro como los demás, esperaba que  el consejero no fuera tan estricto con él.

Pero bueno, la vida seguía, y sus labores de príncipe también. Por eso apenas llegó al castillo tuvo que separarse de YunHo y reunirse con su padre, una cena importante de alfas se concretaría y él debía estar presente. Naturalmente los dos juntos salieron del castillo cerca de las ocho, y al llegar a la sala de reuniones del municipio de Seúl, el alcalde, junto con el líder alfa de la manada, los recibieron cortésmente.

Lo que no esperaba, por todos los cielos, es que precisamente en ese lugar iba a encontrarse con el consejero Park junto a su hijo SeongHwa. El impacto fue tan grande que casi se puso a llorar allí mismo. Su mejor amigo estaba aparentemente bien, con su típico peinado pulcro y esa estampa de guerrero, siendo más bajo y delgado que él pero con una gran presencia. El joven lo miró con una sonrisa disimulada, y MinGi suspiró de alivio. ¡Él estaba bien! Park SeongHwa estaba sano, salvo, y muy vivo.

No lo veía hacía meses.

Ni siquiera podía conversar con él y olerlo de cerca, pues inmediatamente su padre ordenó silencio y que todos se sentaran en sus respectivos lugares, rodeando una enorme mesa llena de distintos manjares. Obviamente el hombre quedó a la cabeza, con MinGi y el señor Park a cada lado. Sorprendentemente, a SeongHwa le tocó sentarse al lado suyo, y MinGi lo vio de reojo, muy contento.

Aunque… el hecho de que al fin viera a SeongHwa significaba algo: aquello que tenía conversado con su padre desde algún tiempo, un secreto que ni siquiera le pudo contar a su esposo, pero que tenía relación con la sucesión al trono, con su destino desde que había pisado este mundo.

—Bien, como todos ya saben, este año tengo la intención de dejar el trono —comenzó hablando el rey—, muchos están en desacuerdo con eso, dicen que todavía soy muy joven, pero es tiempo de que hayan cambios en el país, y mi hijo ha demostrado en estos meses ser capaz de asumir con responsabilidad las labores de su cargo. Es el momento perfecto, la gente lo admira y tiene buena reputación. 

Los alfas y betas presentes escucharon al rey en silencio, hasta que Seo, la líder de la manada de Gwacheon, tomó la palabra.

—Estoy de acuerdo con usted, majestad —concordó—, sin embargo creo que él todavía es muy joven.

—Yo asumí el trono cuando cumplí los veinte años —indicó el monarca—, MinGi cumple los veinte en unos cuantos meses.

—Siete, señor —enfatizó el alcalde de Seúl.

—La nada misma —dijo el rey, y miró a su hijo—. MinGi ya posee la madurez suficiente como para tener este tipo de responsabilidades.

—Estoy de acuerdo con eso —opinó el alfa líder de Busan. 

—También he de aclarar que el joven Park SeongHwa ha tenido estos meses un riguroso entrenamiento por parte de su padre para que pueda suceder el cargo de consejero de forma tan excelente como el desempeño suyo propio.

Respecto a eso nadie objetó. Ellos no conocían mucho a SeongHwa, pero era el hijo del señor Park, así que seguro era tan correcto como él. 

El consejero Park tomó la palabra.

—Estoy de acuerdo con el rey, por supuesto. Yo, por mi parte, debo decir que mi único hijo ha tenido el mejor y más estricto entrenamiento para poder cumplir bien con su labor. Él está dispuesto a dar su vida, tal como yo, por el reino.

Un alfa ya mayor, a quien MinGi reconoció como uno de los cabecillas del clan de Daegu, habló.

—¿Está casado ya?

El consejero carraspeó, mientras que su hijo, algo incómodo, procedió a encogerse muy despacio en su asiento.

—No todavía. ¿Hay algún problema con eso? —contestó el señor Park pasivo agresivamente.

El viejo de Daegu rió.

—Claro que no. Es sólo que mi hijo omega cumple los diecinueve este año, es un buen chico y quiero que se case con alguien de buena familia. ¿Park SeongHwa ya tiene pretendientes? —inquirió el alfa sumamente interesado.

—SeongHwa se casará con quien desee —respondió MinGi secamente—, él será mi consejero, por ende ese tipo de preguntas usted debe hacérmelas a mí. Si Park SeongHwa se quiere casar con su hijo omega o con otra persona, su padre no tendrá ninguna autoridad para decidirlo. Es más, él no tendrá poder sobre nada cuando yo sea el rey.

El monarca sonrió de medio lado, emocionado en un aspecto medio retorcido. Aunque tuvo que dar ciertos castigos un tiempo atrás, la verdad es que le gustaba ese empoderamiento en su hijo. Realmente era lo que buscaba en él, que sacara el alfa líder que llevaba dentro. Pronto el joven estaría a cargo de todo, y por eso mismo no quiso llevarle la contraria, pues desde ya MinGi debía hacerse cargo de sus propias palabras. El señor Park obviamente que estaba al tanto de esto y aunque la rabia lo carcomiera por dentro, tenía que de una vez por todas dejar de decidir por su hijo y dejarlo ser libre… bueno, entre comillas, pues estaba subyugado a las órdenes de MinGi, pero ese era otro tema.

De todos modos necesitaba un buen descanso, así que la idea de una pronta sucesión de su cargo como consejero a SeongHwa no era algo tan terrible.

MinGi, no contento con eso, prosiguió con su charla.

—De hecho, y aprovechando que ahora tendré un rol más participativo las reuniones, quiero aclarar que no me interesan este tipo de charlas en las juntas oficiales de alfas. No me interesa saber particularmente con quién quieren casar a sus omegas, eso déjenlo decidir a los mismos omegas, que tienen la facultad mental suficiente como para decidirlo… aunque algunos de ustedes todavía no lo crean —añadió ácidamente el alfa, recibiendo reacciones dispares de los presentes. Por una parte los más jóvenes celebraron su acotación, aunque los mayores se sintieron un poco afectados.

Pero a MinGi eso no le importaba.

Honestamente hacía eso por los omegas como YunHo, quienes debían pasar por traumas tan terribles como ser unidos a alfas sin siquiera tener la oportunidad de dar su opinión al respecto. Sí, YunHo era su esposo, era irónico que abogara por algo de lo cual él mismo era cómplice, pero al menos intentaba compensarlo con el respeto que le tenía, comprendiendolo y empatizando con él. Y eso era algo que no todos los alfas tenían, no era un secreto a voces el sometimiento de muchos omegas, el sufrimiento y la violencia que padecían ellos en sus matrimonios planificados por sucias estrategias de poder. MinGi, de alguna forma, estaba tratando de tener la aceptación romántica de su propio esposo, cosa que difícilmente veía, ya que de haber sido por decisión propia, este jamás lo habría elegido a él. 

Era una real lastima el hecho de que eso no atenuara sus sentimientos cada vez más intensos.

IDEAL [yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora