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YunHo se sintió extraño dentro del bosque después de tanto tiempo, como alguien distinto a aquel omega bruto (según sus propios padres) que gustaba de cazar conejos o hasta ratones en la soledad del bosque de su antigua casa. Sin embargo ahora estaba en los terrenos del castillo caminando junto a MinGi, viéndose ambos ajenos a todo el salvajismo de los bosques. Por una parte YunHo vestía elegantísimo y lucía un maquillaje envidiable, y por otra parte MinGi llevaba una tenida gris formal típica de su cargo público, traje que de a poco se empezó a llenar de tierra y ramitas conforme avanzaban más adentro.

MinGi de pronto se detuvo en un espacio amplio, despejado de árboles y con algunas piedras enormes agrupadas allí, como si fueran una especie de comedor rústico al aire libre.

YunHo entendía que ese era el punto de referencia para ellos como humanos, el lugar en donde se despojaban de su corporalidad para dar paso al lado animal. No solo era obvio por el hecho de que en su misma casa había un lugar así (aunque entrando al bosque, y no precisamente dentro de este como en el castillo de los Song), sino que por el sombrero negro hallado en el suelo. Estaba claro que los lobos solían cambiarse allí, y curiosamente, a uno de estos, se le debió quedar aquel accesorio.

En ese instante MinGi tomó tal cosa entre sus manos, observándolo por todas partes con el ceño fruncido, moviéndolo de un lado a otro y girándolo, ignorando su suciedad. El sombrero seguro llevaba días allí porque estaba lleno de polvo, ramas, y unos cuantos bichos que caminaban en la tela.

—¿Y eso? —preguntó YunHo justo al lado de su esposo. El alfa, apegado a sus instintos de liderazgo, empezó a oler el sombrero—, ¿Pasa algo?

MinGi tenía muy buen olfato, ya que había entrenado desde pequeño a desarrollar bien esa habilidad, eso sumado a su condición de alfa lider. Pero a pesar de eso no pudo notar la esencia de absolutamente nadie.

—Mmm… sólo quería saber a quién pertenecía para devolverlo. Pero no tiene olor a nada.

—Debe haber estado varios días allí tirado —concluyó YunHo sin darle importancia al asunto—, y perdió el olor de su propietario.

—Así es, sin embargo… —MinGi siguió viendo el sombrero sin perder esa seriedad que lo hacía de pronto tan dual.

—¿Eh? —YunHo comenzó a olfatear también, a estas alturas muy curioso.

—Mmm… no huele a nada, pero no sé, creo que lo he visto antes.

—Oh, ¿En serio? —exclamó YunHo, abriendo mucho los ojos.

—Ajá —afirmó MinGi perdiendo la concentración en el sombrero para ver como el omega hacía un puchero y se inclinaba hacia su lado para oler, su aroma a begonias demasiado cerca suyo, siendo en extremo tentador.

Demonios, a MinGi le gustaba mucho YunHo.

Él había estado pensando al respecto estos últimos días, acerca de Jung YunHo y su matrimonio por conveniencia con él: si bien a su lobo le agradaba sentir su olor, pues al hombre mucho más. Era claro entonces, después de analizarlo seriamente, el por qué se había negado a tener algo con la asesora MinJi, y la respuesta estaba justo al lado suyo. 

Pero no bastaba con eso; YunHo era… ideal para él. No había algo en su olor o su cuerpo, que tema aparte, era bastante atractivo, sino que su personalidad era precisamente la que a MinGi le gustaba. El chico era honesto con él, lo aconsejaba e incluso le decía cuando las cosas estaban mal. ¿Acaso eso era malo? Al contrario, él creía que eso lo hacía aún mejor. YunHo no pretendía ser alguien perfecto para MinGi, sino que simplemente era él mismo.

Y esa autenticidad a MinGi le parecía ideal. YunHo era el omega ideal para él. No importaba que hubiera omegas bonitos, vírgenes y que no tuvieran interés por cazar, a él simplemente le gustaba YunHo, y a su lobo también, por eso sentía unas enormes ganas de verlo en su forma animal.

—Ya, omega chismoso —MinGi lanzó el sombrero lejos, y YunHo se quedó estático con los labios en trompa—, el sombrero no tiene olor. ¿Vamos a cazar? 

YunHo hizo un mohín de disgusto que luego cambió por una sonrisa ansiosa.

—Está bien —aceptó de inmediato—, ¿Cómo lo haremos? ¿Yo lo sigo a usted o… mmm, ¿cazaremos por separado?

—¿En serio quiere cazar separado de mí? Usted no conoce el bosque, joven Jung —lo molestó MinGi un poquito jactancioso debido a sus ventajas de vivir allí desde que era un niño.

—No me subestime, príncipe MinGi —presumió YunHo con el mentón en alto, sonriendo de medio lado—, soy un buen omega cazador, una cosa extraña de la que se burlan los otros omegas.

MinGi rodó los ojos.

—Ya veremos —dijo él con un tono juguetón—, voy a desnudarme entonces.

YunHo se quedó en silencio viendo como justo en frente suyo aquel alfa de diecinueve años se quitaba la chaqueta y la dejaba encima de las piedras, para empezar después a desabotonar su pulcra camisa cara.

Oh, había olvidado esa parte de cazar: desnudarse. MinGi lo estaba haciendo (justo al frente suyo y sin importarle nada), y él seguía allí, en shock, viendo como ahora el alfa, con el torso ya desnudo, se quitaba sus zapatos y calcetas. YunHo obviamente que había visto a alfas desnudos antes, pero ver a MinGi así era extraño. De todos modos eran híbridos, la desnudez tenía un matiz diferente en ellos, pero ¿Por qué YunHo se cohibía tanto a ver a MinGi desnudandose frente a él? El calor de sus mejillas le indicaba que estaba rojo como tomate, y se giró totalmente cuando MinGi comenzó a desabrocharse los pantalones.

—¿Joven Jung? —preguntó MinGi viendo a YunHo, quien le daba la espalda. Oh, el omega ni siquiera se había quitado sus zapatos, cuando él ya estaba tal como la luna lo trajo al mundo, por todos los cielos.

—¿Eh? —YunHo ni siquiera estaba seguro de haber hablado algo coherente.

—¿Prefiere que cambie a mi forma de lobo ahora? 

—Así esté como lobo o como humano seguirá teniendo dos ojos, príncipe MinGi.

—¿Qué?

—Que no importa su forma, porque finalmente me verá desnudo igual.

—¿Hay algún problema con eso?  —preguntó MinGi genuinamente serio.

Es que era cierto. A MinGi le gustaba YunHo, lo asumía. Pero al ser un lobo de su tipo la desnudez no representaba para él una debilidad. Ver a YunHo vestido o desnudo no hacía gran diferencia en su líbido de alfa, honestamente. O al menos no en este contexto. Él deseaba ver a Jung YunHo como lobo y eso era mucho más atractivo para él que verlo desnudo como humano, en verdad.

De hecho, YunHo estaba de acuerdo con eso. Él, siendo un omega salvaje e intuitivo, no sentía mayor pudor con la desnudez, ver a su esposo sin ropa no debería generarle algún tipo de morbo. Sin embargo estaba comportándose como un quinceañero con su primer celo.

Y él no era así.

Respiró profundamente y se giró, observando a su marido, al hombre desnudo al frente suyo. 

En efecto, aquello no causó algo más en él, no se sintió caliente por verlo desnudo, y eso fue un alivio. Su lobo sin embargo estaba contento, no de forma obscena, sino que se sintió en paz, como si MinGi al desnudarse le hubiera mostrado su alma.

YunHo entonces se desnudó sin más preámbulos, dejando salir a ese lobo salvaje que tanto tiempo llevaba escondido dentro de maquillaje caro y ropa de diseñador.



× holaaaa denle amor a este capítulo uwu uwu

IDEAL [yungi]Onde histórias criam vida. Descubra agora