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—Woah, este conejo tiene realmente muy buen sabor —manifestó el señor Jung llevándose un gran trozo a la boca.

—Fue cazado en nuestros terrenos —indicó MinGi sin entrar en detalles.

Gracias al sistema inmune propio de su especie, después de unas horas YunHo estaba mucho mejor, sin embargo en la cena familiar aún conservaba algunos moretones en el cuerpo y una herida en el mentón, que fue muy bien maquillada por HongJoong. El omega más bajito al enterarse de las aventuras del príncipe YunHo no atinó a nada más que resignarse: el mayor de los Jung no iba a cambiar jamás.

Pero ahí estaba en la cena un digno YunHo, con una sonrisa que achicaba sus ojos, orgulloso de sí mismo, viendo como todos comían el conejo que él mismo había cazado. Se sentía como si fuera un alfa de alto mando o mejor aún, un omega autosuficiente.

—Ya veo —exclamó el señor Jung con ímpetu—, creo que esta cena irá acorde a la noticia que debo darles a todos, y que espero sea bien recibida.

El rey, quien comía tranquilamente en el asiento más importante de todos, vio al alfa con suspicacia. A estas alturas las noticias de ese hombre resultaban ser más un dolor de cabeza que una buena nueva.

—Oh, ya estoy ansiosa por saber qué quiere decirnos, señor Jung —manifestó la reina sin probar bocado alguno. De todos modos no comería porque llevaba una dieta que le impedía hacerlo después de las cinco de la tarde.

—En realidad no es la gran cosa, pero debido a la buena relación que ustedes han tenido con mi hijo menor gracias a su viaje a Corea del Norte para demostrar su fidelidad al reino, y además porque nuestro primogénito seguro estará muy feliz de saberlo, debemos anunciar con mi esposa el matrimonio de mi hijo menor con su alfa el doctor Kang.

No hubo mayor ímpetu en la gran mesa donde cenaban, es más, el rey siguió comiendo conejo como si Jung no hubiera hablado, y la reina se limitó a sonreír. MinGi, por otra parte, se limpió la boca con una servilleta, y YunHo, quizás el único genuinamente entusiasmado por eso, observó a su padre con la boca abierta y sus ojos muy brillantes debido a la ilusión.

Después de todo él seguía siendo un omega cursi. Que WooYoung al fin pudiera casarse con su alfa hizo que su corazón se sintiera suave, como si lo hubieran bañado en miel. El día de caza junto al príncipe y la noticia lo tenían realmente en las nubes.

—Genial —se atrevió a decir, muy despacio para no causar resquemores en sus suegros.

—No es necesario aclarar que están todos invitados —añadió el señor Jung algo incómodo.

—Me temo que debemos viajar a una cumbre en la isla Jeju en esa fecha porque asistirá la reina alfa de inglaterra, ya sabe que ese tipo de eventos son importantes —se excusó el rey de inmediato.

—Padre, el señor Jung no ha dicho la fecha todavía —dijo MinGi tranquilo, desenmascarando las excusas del hombre.

El rey carraspeó, y la señora Jung, quien comía silenciosamente hasta el momento, murmuró nerviosa que la ceremonia era en enero.

—De igual manera no podremos ir, pero los príncipes estarán encantados de asistir al matrimonio —habló la reina ofreciendo la mejor de sus cínicas sonrisas. YunHo, todavía emocionado, asintió de acuerdo.

En la noche ya en su habitación el omega seguía feliz por la noticia de su hermanito, tanto así que no podía dormir debido a esto. Es que aparte del bello día de caza que había tenido, la boda del menor era excelente para él. Le alegraba que sus padres hubieran limado asperezas con WooYoung, quien el único error que había cometido fue enamorarse profundamente. Al menos YunHo se convencía cada vez más de que su unión al príncipe MinGi había sido algo bueno.

IDEAL [yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora