26. Residencia Michaels

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— Dylan en serio, a donde vamos? —ya me puso nerviosa.

— Ya te dije que a nuestra casa —sonrió divertido y tomó algo de los asientos traseros.

— Que es eso, seguro me vas a embolsar y a aventar a un rio —me crucé de brazos y comencé a reír un poco, mientras que el soltó una carcajada que seguro hasta mi patio se escuchaba.

— Voltéate —lo hice y me puso un pañuelo en los ojos.

— Confirmado, me vas a secuestrar y a aventar a un río.

— Ya tranquila, no es tanto tiempo.

Puso música y si, la iba cantando, la verdad no me importaría si me en algún momento de mi vida estoy en peligro y ponen música, yo la cantaría.

— Oye ya van como 10 horas de viaje Annie.

— Apenas van 20 minutos linda, en cinco ya estamos ahí —asentí con la cabeza, por qué no me dormí?

— Bueno cuéntame, como es nuestra casa?

— Es muy bonita, he venido unas dos veces —tomó mi mano y la besó, amo a mi novio.

Bajó la ventana del auto.

— Buenas noches, a donde van? —dijo un señor, supongo que el vigilante del residencial.

— Residencia Michaels —dijo muy seguro y el auto comenzó a andar de nuevo.

— Dylan... —suspiré al sentir su mano subir por mi muslo, el rió.

— Llegamos —estacionó el auto y se bajó, luego abrió mi puerta y con su ayuda bajé del auto.

— Ya puedo ver?

— Ya —me quité el pañuelo y pude ver....

— Oye! Es MI casa —reí.

— En mi defensa.... también es de Taylor

— Entremos —lo tomé del brazo y pasamos.

La casa es bastante acogedora, un poco grande para dos personas pero Martina y mamá quisieron que fuera así, de hecho ni nos dieron a elegir.

— Y hay comida al menos? —rió ante mi pregunta y asintió con la cabeza.

— Sushi —di unos brincos de alegría.

Caminé hacia la cocina y si, ahí estaba nuestra cena taaaan deliciosa, serví la comida en platos y nos sentamos en la barra de la cocina.

— Quería contarte algo —dice metiéndose un rollo a la boca.

— Cuéntame algo.

— Mis padres me dijeron que sería buena idea que viviera solo un tiempo para acostumbrarme a la vida adulta y eso —rió. —Y que si no se sobrevivía podría volver con ellos, prácticamente me corrieron de casa —solté una carcajada.

— ¡Claro que no tonto! Seguro mamá le metió la idea a Anne porque como yo me voy a mudar...

— Lo sé, aún así creo que es buena idea no? —asentí rápido con la cabeza.

— Y ya tienes pensado donde estaría tu casa?

— Oh, si pero elegí un departamento, está a unos 10 minutos de la universidad y es increíble, en estos días vamos para que lo veas —me sonrió tierno, es que como puede ser posible que exista un chico taaan guapo y taaaan amable!!

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