Diez.

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- A ver si lo he entendido bien. ¿Dices que quieres hablar con Raúl en persona y que no sabes donde está y por eso vienes a mi casa? — inquirió Rubén.

Mangel asintió. Eran las nueve de la mañana y el menor se había presentado en la mansión de los Doblas con una idea en mente: Pedirle que le diese la ubicación de Raúl.

- De ninguna manera.

- ¿¡Por qué!?

- Primero, has venido a mi casa a las nueve de la mañana mientras me daba un baño. — dijo. Sus cabellos muy húmedos y despeinados caían por su fente.

- Esa no es mi culpa, ¿que clase de persona se ducha a las nueve de la mañana?

- La gente normal, Miguel. — contestó.

Mangel gruñó. — Oh, vamos. ¡No te digo que me acompañes, solo que me digas la dirección!

- No puedo.

- ¿Y eso por qué?

Rubén se repeinó su flequillo empapado con la mano derecha.

- Porque eres demasiado...

Rubén no terminó la frase.

- ¿Qué? ¿Que soy qué? ¿Nervioso? — inquirió.

- Bipolar.

- ¿Yo? ¿Y eso que coño tiene que ver?

Rubén se frotó la cara cansado.

- Sacarás a Raúl de sus casillas en cuestión de segundos, y conseguirás que no quiera hablar contigo.

- Mh. Veo que eres muy observador. — dijo Mangel. Que Rubén lo hubiese llamado "Bipolar" lo había ofendido bastante — ¿Algo más de lo que hayas percatado?

- Sí, de hecho...

Pegó sus palmas. Mangel sintió calor ardiente en su palma.

Mangel pensó por un momento que diría algo bonito, algo más romantico. Sin embarho, lo que dijo lo descolocó.

- Vaya manitas de mujer que tienes.

El menor frunció el ceño.

- ¿Disculpa?

- Sí, mira. — alineó sus dedos. La mano de Mangel era mucho más pequeña.

Mangel retiró su mano rapidamente, muy ofendido.

- ¡A lo mejor el problema es que eres demasiado alto!

- Rogel, me conoces. Mido uno noventa y calzo un cuarenta y cinco. No me vengas con esas.

- Pues muchas gracias por señalar mis manos. — bufó — Ahora por tu culpa estaré super acomplejado.

- Puedes sacarle un buen partido a tus manitas. Hay mujeres a las que les parece atractivo ese tipo de manos, claro porque son manitas de muj...

- ¡Callate la boca! Y deja mis manos, joder. — le reclamó ya cabreado.

- Bueno, vale, lo intentaré. Pero es demasiado tentador, son como sutiles pequeñines...

Mangel rodó los ojos. Estar con Doblas era una tortura china.

Silencio.

- ¿Entonces... me dirás donde está Raúl?

- Con una condición.

- ¿Cuál?

- Tengo que ir contigo.

Mangel se negó rotundamente. Se separaron por una razón, y ya no tenía ni la más mínima intención de volver a estar con él en ninguno de todos los posibles sentidos.

- No, de ninguna manera.

- Rogel, Raúl es mi mejor empresario. Y no deseo que se enfade conmigo o algo simplemente porque tu amigo está pasando por una etapa.

El pelinegro aceptó.
Aunque juraba que aquel sería su ultimo viaje en la vida, porque estaba cien por cien seguro que Doblas lo sacaría de quicio y lo mataría allí mismo.

Gracias al Dios de los Santos Homicidios.

- No creas que estoy nervioso por pasar un viaje contigo, Doblas.

- ¿Por qué debería pensar yo lo contrario?

- No sé, siempre tratas de ponerme nervioso. — se excusó — Cielo, eso ya no funciona conmigo.

- ¿Ah, no?

- No.

- ¿Y qué pasaría si nos terminasemos acostando en un hotel de cinco estrellas?

Mangel rió, negando.

- Eso no va a pasar, Rubén. Te lo aseguro.

- ¿Como estás tan seguro?

- Porque dos personas que se odian no...

- ¿Follan?

- Tienen sexo.

- Ya lo creo que pasa. De hecho, pasa constantemente.

El menor negó con la cabeza.

- Eres asqueroso.


























ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO ESTO.
tensión sexual rubelangel, ah 🗿🙏

oh boy.
Quiero que Luzu pille a Raúl ya 😔👊
Raúl, se te caerá el pito 😔✌

Hey, Auron...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora