CAPÍTULO II

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Los cascos de los caballos sonaban en medio del camino. Wei Ying y Wei Changze iban montados en dos caballos. El alfa llevaba una cuerda que sujetaba el caballo en el que iba el pequeño omega pelinegro.

-Papá ¿porque no me podía quedar a cuidar a Wen Qing?- preguntó Wei Ying.

-Ya te lo había dicho Wei Ying; como Cangse Sanren tiene que cuidar las heridas de Wen Qing ella no puede salir a comprar comida, por lo que vamos nosotros y tu me vas a ayudar, porque soy malo escogiendo algunas cosas. -Contestó el mayor.

En parte era verdad, pero también habia llevado a Wei Ying para que dejara descansar a la joven alfa, ya que se mantiene todo el día en la habitación de esta, hablando de cualquier cosa.

Ya había pasado un par de semanas desde que la alfa había llegado. Las heridas eran peor de lo que imaginaba, ya que después de pasar un día de fiebre, Wei Changze, descubrió una especie de veneno en la sangre de Wen Qing.

Gracias a su conocimiento en hierbas, Wei Changze, logró salvarle la vida a Wen Qing sin alarmar a su hijo y esposa.

-Esta bién.- contestó el omega pelinegro, aunque su rostro había un tierno puchero. Wei Changze, sonrió levemente ante la imagen de su hijo.

Era un niño que tenia un corazón muy bueno. Solo a ese niño, a un siendo omega se le ocurrió recoger una alfa herida en medio del bosque y completamente desconocida. Definitivamente se parecía a su madre.

Después de andar un buen rato llegaron al pueblo, donde distintas personas lo saludaban a su paso. Llegaron a el negocio de Wei Changze, el cual vendía distintas hierbas y pociones, además que era el médico del pueblo.

-No te alejes mucho Wei Ying, iré por unas cosas y nos iremos al mercado.- dijo el alfa a lo que el omega asintió.

Wei Ying sabía donde ir para encontrar unos amigos.

-¡Enojon!- grito Wei Ying al ver otro omega de cabello negro y ojos del mismo color, el cual iba acompañado de otra niña omega de cabello negro y muy bonita.

-¡Idiota!- le gritó el omega enojado el cual era de la misma edad de Wei Ying.

-¡Hola Yanli!- saludó Wei Ying a la niña que los acompañaba.

-Hola Wei Ying.-respondió con una pequeña sonrisa. -¿Viniste con tu madre?.- preguntó la omega.

-No, vine con mi papá. ¿Tu mamá hizo pan hoy Jiang Cheng?- se dirigió al omega.

-Sabes que sí.-respondio el omega. Wei Ying sonrió, le gustaba mucho los panes que hacia la madre de Jiang Cheng para vender. Se aseguraría que Wen Qing los probara.

-Pero miren nada más. El trio de idiotas.- Un par de niños betas se acercaron a los omegas.

-Wei Ying ¿quieres ir a probar las galletas que hizo Yanli con mi madre?-. Preguntó Jiang Cheng ignorando a los recién llegados.

-¡Oigan! ¡les estoy hablando!. - les habló de nuevo un beta.

-¿Hechas por Yanli? ¡claro que si!.- contestó Wei Ying ignorandolos. - Por qué las que tu hicistes la última vez parecían piedras.

-Malditos.- Dijo entre dientes el beta que se comenzó a acercar a Wei Ying.

-Ahí viene tu madre Wen Chao- dijo Yanli señalando detrás del niño, logrando así que se detuviera. Yanli no era mucho de hablar pero sabía en que momento hacerlo.

-Me las pagarás Wei Ying.- dijo el beta retrocediendo y yendose con su amigo.

-Tks, que odioso.- dijo Wei Ying.- Bueno ¿y las galletas?-. Así los tres omegas se fueron a la casa de Jiang Cheng. Yanli y Jiang Cheng viven en la misma casa, ya que la madre de la omega pelinegra había fallecido por una enfermedad y la madre de Jiang Cheng la acogió en su hogar.

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