CAPÍTULO III

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Había pasado una semana desde que había hablado con Mingjue.

Wei Changze no había comentado lo dicho por su amigo a nadie, ni siquiera a Cangse Sanren. Podía prevenir a Wen Qing, aunque ésta aún no decía de que reino era. La alfa solo hablaba con Wei Ying.

Si contaba lo dicho por Mingjue podría poner en riesgo a su familia y a su amigo. Pensar en huir después de decirlo, era estúpido, sabiendo que la guerra iba a ser inevitable, sin importar que el rey matara o no a los omegas de los otros reinos.

¿Y si huían y el rey lograba su cometido?. ¿quién aseguraría que su familia estaba a salvo?.

No sabía en sí como iba a llevar a cabo el rey su plan, que en sí no ayudaba en nada. Wei Changze estiró sus musculos y apretó el puente de la nariz, en señal de frustración. Iba a morir gente...Hiciera lo que hiciera iba a morir, lo unico que le quedaba era velar por su familia. No podía arriesgarse.

-Querido.- La voz de Cangse Sanren lo sacó de sus pensamientos.- Te he estado llamando desde hace ya un buen rato.- dijo la mujer acercandose a su esposo que estaba en la cama.- ¿Que pasa Wei Changze?.

Wei Changze miró por un momento el rostro de su esposa. Amaba a Cangse Sanren, no quería perderla. Podría protegerla si seguían como iban en aquel lugar. Con la ayuda de Mingjue los omegas del pueblo no serían tocados y solo se tendría que preocupar cuando la guerra comience. Con ayuda de los dioses al ser un pueblo pequeño no sería tomado en cuenta por nadie. Tenía miedo. Cangse Sanren y Wei Ying son su vida, no podría arriesgarse a un futuro incierto fuera de sus tierras.

-No pasa nada, solo...-dudó por un momento.- Hablé con Mingjue, me conto que las cosas andan un poco, complicadas en el Reino.

Cangse Sanren se acerco a su esposo. Wei Changze suspiró al sentir el cálido aroma de su esposa.

-Todo va a estar bien amor.- dijo la mujer poniendo una mano en el hombro. Wei Changze puso su mano sobre la de su esposa.

-Todo estará bién.- repitio el alfa.

Wen Qing vio el ave posada en el marco de la ventana, tomando el pedazo de pan que había quedado ahí y llevandolo al árbol más cercano.

Qishan había llegado la noche anterior, con un mensaje de su tío adoptivo. Seguro uno de sus primos los aburridos, fue el que dijo que lo mandara. Pensó ella. Esperaría a que el cuervo recuperara sus fuerzas para mandarlo de regreso.

La alfa tocó el vendaje que tenía en su cuerpo he hizo una mueca de dolor. No podría viajar asi, no aún. El veneno que había ingresado en ella había sido muy fuerte, retardando la curación de su cuerpo. Tendría que esperar más.

-¡Hola Wen Qing!. - Apareció el pelinegro sonriendo entrando con dificultad con una bandeja de comida en sus manos.

Wen Qing se sentía comoda con el omega. Aunque ella no hablara, el le contaba todo lo que pasaba afuera, hasta cuando peleaba con los betas del pueblo. Sus ojos brillaban con fascinación al relatar cada detalle y eso le divertía a Wen Qing.

Le recordaba a Jin Guangyao cuando hablaba de musica y libros. El pequeño omega que era la pareja de el principe de Gusu. El omega era mayor que ella y le gustaba estar metido en la biblioteca, pero a veces le gustaba leerle historias a los más jovenes del castillo.

-Mamá dijo que tiene que comerse todo si quiere mejorar.- Habló el pelinegro.

-¿Hoy no fuiestes al pueblo?.- preguntó Wen Qing.

-Hoy no, papá se quedó en casa, y aún tenemos comida. - Puso la bandeja en las piernas de la alfa .-Cuando este mejor ira conmigo al pueblo. Te presentaré al gruñón y comeremos las galletas de Yanli. - Dijo sonriente.

Wen Qing admiro la sonrisa del omega. Quisiera haber haber tenido un hermanito así, en vez tenía a los gemelos extremadamente serios como familia...y su tío que la acobijo cuando no tenía a nadie.

Pensó con tristeza que cuando su herida sanara, tenía que volver a su reino. No podía arriesgarse más. Pero se prometió que volvería, cuando el conflicto acabe, volvería a ver al sonriente pelinegro.

Dos alfas altos, cabello oscuro y largo entrenaban con la espada, mientras dos personas los miraban

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Dos alfas altos, cabello oscuro y largo entrenaban con la espada, mientras dos personas los miraban.

-No se para que se enfrentan esos dos, si tienen la misma fuerza.- dijo una mujer con el cabello recogido.

-Por eso lo hacen.- dijo un alto alfa de mirada gentil.- Nadie les podria seguir el ritmo.

-¿Usted no debería estar atendiendo asuntos reales?.- preguntó la mujer.

-Mi padre a pesar de su estado de salud, fue a una reunión del reino vecino. Me pidió que me quedara por si resulta algún inconveniente.- Contesto el alfa de larga cabellera.

-Y usted con gozo aceptó, para así poder quedarse al lado de su lindo y tierno omega. -Afirmó la mujer, notando como el principe alfa no veía la batalla de los gemelos, si no que su mirada estaba dirigida a otro lado, donde un pequeño omega de ojos grandes y brillantes jugaba con unos niños. -¿Que ha sabido de los problemas de aquel reino, Lan Xichen?.- Preguntó seria la mujer. El alfa fijó su mirada, esta vez al frente.

-Al parecer la alianza con el antiguo rey se ha roto. Wen Qing está desaparecida después de ir a ese reino. Al parecer ese nuevo rey está decidido a desatar la guerra.

-¿Y no van a mandar a nadie a buscar a Wen Qing?.

-Hace una semana, Lan Qiren mando al cuervo mascota de ella. Lan Wangji dice que si el ave no ha vuelto, es posible que la haya encontrado, así que esperaremos unos días a que vuelva.

-Es un poco arriesgado ¿no cree?.

-Wen Qing puede ser joven, pero no es débil ni tonta, Mian Mian. Solo nos queda esperar.

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