CAPÍTULO XVI

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Un recuerdo llegó a la cabeza de Wei Ying. Era de una vez que fue con su padre a buscar plantas medicinales en lo profundo del bosque. El pequeño pelinegro estaba emocionado, ya que era la primera vez que iba mas allá de lo permitido por sus padres.

Habían caminado varias horas y recolectaron muchas plantas y flores. Los ojos cafes brillaron con asombro cuando llegaron cerca de una cascada. Estaban en la parte superior.

Con cuidado se acercó un poco y logró ver que en la parte de abajo había un pequeño lago. Su emoción aumento al ver a un ciervo que se acercaba al lago a beber agua. Iba a llamar a su padre pero su boca fue tapada. Wei Changze le hizo señas para que guardara silencio y le indicó que mirara nuevamente abajo.

-Mira a los árboles. -Le susurró su padre en el oído.

Wei Ying estaba algo confundido pero fijó sus curiosos ojos hacia donde su padre le indicaba. Si no fuera por la mano de su padre que aún cubría su boca, de seguro hubiera jadeado de la impresión. Entre los arboles se podía ver un gran lobo gris, que miraba fijamente al ciervo. Wei Changze le hizo señas para mirar a otro lado y vio un lobo más.

-Debe haber más por la zona. Es mejor irnos. -Dijo el mayor, pero Wei Ying no podía quitar los ojos de aquellos animales que acechaban entre los árboles.

Se movían en silencio, ubicándose mejor, sin despegar los ojos de su presa. Vio como el ciervo levantaba la cabeza, como buscando algo, pero volvió a bajar su cabeza para seguir tomando más agua.

Fue rápido. Los lobos habían salido disparados hacia el pobre animal. No pudo ver más ya que Wei Changze le cubrio los ojos. Su padre lo cargó rápido y volvieron a la casa. El alfa sabía que los lobos no se acercarían más de ahí, ya que el pueblo estaba cerca.

Ahora en medio de esta fiesta se preguntaba. ¿Asi se habrá sentido el ciervo?.

Los podía ver cada vez que giraba. Sus ojos puestos en él. Jiang Cheng había actuado como otro par de ojos, ayudandolo a escapar cada vez que estaban cerca.

-Son persistentes. -Dijo Jiang Cheng caminando a su lado.

-Ni que lo digas. No se cuánto más podamos esquivarlos. -Respondio Wei Ying.

-¿Te vas a rendir ahora?.

-No, Ni loco. -Sonrió el pelinegro.

-Tenemos que separarlos

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-Tenemos que separarlos. -Dijo Lan Wangji, que se había ubicado junto a su hermano.

Viendo como los omegas se habían detenido a tomar algo de beber. Lan Zhan contestó con su tipico "Hnm". Sus ojos se desviaron y encontró a Lan Xichen que estaba junto a Mian Mian. Pero lo que llamó la atención del de ojos dorados fue como el alfa le daba fugaces miradas a alguien y no fue difícil saber a quién era, ya que cuando siguió el camino donde apuntaban sus ojos, vio al omega de vestimenta morada que en ese instante también le había devuelto la mirada.

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