Viena

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Buenas, me llamo Kate.

A lo largo de los años he aprendido a ignorar la mayoría de tonterías que resultan de ser gay, pero todavía me molesta cuando la gente pregunta: "¿Cuándo te hiciste lesbiana?". Por lo general, respondo, "Aproximadamente a la misma edad en que tu te hiciste heterosexual", lo que lleva a silencios incómodos o conversaciones interesantes.

La pregunta importante para mí fue: "¿Cuándo dejaste de fingir que no eras lesbiana?". Pues bien, ese momento llegó en 1990 en Viena, Austria, cuando tenía 23 años y vivía lejos de muchas influencias que me mantenían encerrada. Mi regalo de Navidad de ese año resultó ser una mujer extraordinaria, que me obligó a dejar de mentir sobre quién era realmente.

Sin embargo, se podría decir que estoy aquí por ser honestamente deshonesta.

Fui criada en una familia conservadora, cristiana del sur de EEUU. Y una madre amorosa pero muy controladora, me enseñó a ser una niña cristiana buena y moralmente consciente. Mi padre murió cuando yo era joven, por lo que mi madre asumió el papel de criarme y sacar una carrera adelante (y esto en la década de 1970, cuando era mucho más difícil). Tuvo el suficiente éxito como para hacerse notar en nuestro pequeño pueblo, y convertirse en una figura destacada de la parroquia.

Tenía dos "tías", a las que adoraba, que también ayudaron a criarme. Tía Kathy, la hermana de mi madre, era mi tía real. Nuestra familia le tiene un gran cariño a las variaciones del nombre Katherine. Ella vivía con "tía" Gail, con quien no teníamos relación, y eran inseparables. Me encantó estar cerca de ellas, y por su parte se deleitaron con mis visitas. Pero mamá nunca quiso que tuviera mucho que ver con ellas.

Las "titas" fueron bien recibidas en todas las funciones de nuestra familia, pero aún así fueron tratadas con cierta frialdad, nada abiertamente desagradable, pero claramente había una distancia entre ellas y otros miembros de la familia.

En retrospectiva, por supuesto, sé que tía Kathy era lesbiana. El concepto de "dos tías" era nuestra evasión familiar cristiana, que la mantenía marginada a ella y a su pareja, sin realmente negarla. Sin embargo, Kathy y Gail aceptaban indiferentemente a todos y todo, y siempre parecían estar en paz. Su pequeña casa estaba siempre impecable, y tenían excelentes carreras. Eran, de hecho, una encarnación de los "valores familiares cristianos", tan apreciados por el resto de la familia. Yo las admiraba y quería ser como ellas. ¿Quién podría haberlo dicho?

Fui a una escuela cristiana para niñas, allí fui una de las deportistas. Siempre había sido una "marimacho", y no entendía ni la fascinación por la ropa y el maquillaje, ni las conversaciones febriles sobre los niños. Sin embargo, traté de jugar a su juego, más que nada por los venenosos rumores sobre algunas chicas sospechosas de ser "lesbis".

El peor insulto imaginable fue llamar a una compañera de clase, Lizzy, "lesbi". Nunca pensé que ser lesbiana fuera algo tan horrible, pero ciertamente no quería que me identificaran "por error" de esa manera: era la vía rápida para convertirse en una marginada total. Y yo solo sabía que amaba los deportes más que el romance.

Me fui a la universidad. Llegar a un lugar más cosmopolita fue bueno para mí, y comencé a ser más abierta y relajada sobre muchas cosas. Pronto me di cuenta de que no era una persona que se preocupara por vivir dentro de todos los valores de la fe de mi infancia; aunque me aferré firmemente a mi cristianismo, comencé a enfocarlo en asuntos espirituales en lugar de ir a la iglesia y seguir las reglas.

Siempre me había sentido cómoda siendo "uno más de los chicos", y me encantaba pasar el rato, ver deportes y beber cerveza con mis amigos. Finalmente, y con la innegable ayuda de un poco de cerveza, comencé a tener torpes "sesiones de caricias" con algunos de ellos. Creo que llevé bastante bien el tema, pero entre la persistente ansiedad bautista, su torpeza y mi falta de interés en general, no llegó a ser muy emocionante para mí y seguí siendo virgen.

Sin embargo, cuando terminó mi último año, tuve un par de encuentros agradables con hombres, y finalmente me despedí de mi virginidad. A partir de ahí, comencé a pensar cada vez más en estar con alguien. La posibilidad de tener un compañero que fuera un buen amigo, parecía algo que valía la pena, y confiaba en que, aunque no era muy sexual, podría manejar la parte física del matrimonio lo suficientemente bien como para mantener a un hombre feliz.

Pero antes de preocuparme por una familia, tenía algunas ambiciones profesionales y personales que quería cumplir, y aquí es donde realmente comienza mi historia...

Tuve un profesora que se interesó mucho por mí, me llevó varios años darme cuenta de lo "realmente interesada" que estaba... pero me estoy desviando. Dicha profesora me dio la oportunidad de hacer un viaje a Viena, antes de comenzar a trabajar en la escuela de leyes.

También me ayudó a encontrar un lugar para vivir, con unos amigos suyos, Jan y Janneke, una pareja holandesa que vivía en una bonita parte de la ciudad. Tenían una habitación extra en su casa, y necesitaban dinero extra para cuidar a su bebé recién nacido.

No tenía dinero, pero recibí una pequeña donación, y tía Kathy y tía Gail me dieron un "regalo de graduación" financiando el resto de lo que necesitaba. Entonces, y después de agradecerles profundamente, me fui a Viena por un año en busca de ver mundo y vivir aventuras.

Llegué a principios de otoño, pasé un par de semanas instalándome en mi nuevo hogar y acostumbrándome a vivir en un país extranjero. Jan viajó mucho por su trabajo, y Janneke se quedó en casa con su hijo recién nacido, Julius. Tenía un año de licencia remunerada en su trabajo, y lo estaba aprovechando al máximo. Por lo tanto, una estudiante inquilina era buena compañía para ella, así como ese dinero extra.

Fueron increíblemente considerados conmigo. Después de haber estado cuatro años en una prestigiosa universidad de EEUU, no pude más que adorar esa pequeña ciudad, en muchos sentidos, ya que el cambio había sido grande. Nunca me hubiera adaptado tan rápido ni tan bien a mi nuevo estilo de vida, si no hubiera sido por ellos, y a día de hoy sigo muy agradecida por su ayuda.

Me preguntaban constantemente: "¿Qué te gusta?", como si la vida fuera así de simple. Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que tenían razón: la vida realmente es tan simple como un "¿qué te gusta?". Pero encontrar esa simplicidad requiere honestidad. Y la honestidad requiere coraje. Encontrar ese coraje es lo realmente difícil.

Me encantaba Viena, y pasé horas paseando por lugares turísticos y probando mi alemán. También disfruté ayudando a Janneke con los quehaceres de la casa, teníamos una rutina cómoda.

Después de un par de semanas, comencé mis andadas en el Centro Internacional de Viena, en la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Me encantó el trabajo y las personas interesantes con las que compartí tiempo allí, pero lo que más me marcaría de ahí en adelante, sería ella.

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Se que este primer capítulo es un poco flojo, me disculpo de antemano, pero realmente necesitaba contar un poquito del pasado de nuestra protagonista.
Si te quedas un capítulo más con nosotros te aseguro, o eso espero de corazón, que no querrás irte sin haber acabado.
Sabine te espera a la vuelta de la esquina♥️

Sabine©️[COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora