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-Buenas tardes señorita Puente-el mayordomo, un antiguo gorila de discoteca alto y fornido, abrió la puerta cuando me acerque-

Por lo que sabia Franco, el mayordomo pasaba de los cincuenta pero no tenia aspecto de pasar de los treinta y cinco... Media arriba de un metro ochenta, estaba abundantemente musculoso y lucia una nariz torcida y varias cicatrices pequeñas en su amplia cara; Era Ingles, según me habia dicho, con una mezcla de linaje indio cherokee y Alemán, su espeso cabello castaño estaba casi afeitado y su amplio rostro se abria con una sonrisa

-Buenas tardes Franco ¿Mi padre esta en casa?-di un paso al interior, mas incomoda de lo que pensé que estaría-

Este era mi hogar, aquel en el que me habia criado, en el que corría tras el cachorro que una vez me habia comprado mi padre; pero del que mi madre se habia deshecho. El hogar donde mi padre me curaba las rodillas despellejadas y un corazón magullado cuando no lo veia... El hogar del que mi madre me habia sacado cuando mi padre reclamo sus derechos como esposo o un divorcio

-El señor y la señora Dulce han salido esta tarde señorita-me respondió el- ¿se quedara usted por algún tiempo?

-Si-suspire- mi equipaje esta afuera... ¿mi habitacion esta todavia disponible?-le pregunte-

Senti una punzada de dolor mientras hacia la pregunta. Me habia enterado de que mi preciada madrastra Dulce habia dispuesto mi habitacion para los invitados, en lugar de conservarla para cuando hiciera mis visitas a este hogar

-Lo siento señorita Anahi-dijo franco con suavidad- la habitacion esta siendo redecorada, pero el cuarto de la torre esta disponible para usted; lo prepare yo mismo esta mañana-

Inhale profundamente, no eran las lagrimas lo que se atascaban en mi garganta, me lo asegure a mi misma. Mi pecho estaba tenso por el agotamiento, no por el dolor

-Bien-trague con fuerza- ¿podria subirme el equipaje por favor? Necesito una ducha y un poco de sueño, veré a mi padre por la mañana

-Por supuesto señorita Anahi-la voz de franco era amable, llevaba con la familia mas de lo que podia recordar y supo que mi dolor no le pasaba desapercibido-

Narra Anahi

Baje rápidamente por el pasillo, girando hacia la cocina para entrar por la escalera de la derecha, la escalinata conducía a un solo lugar; el cuarto de la torre, era una habitacion hermosa... Circular y espaciosa, el mobiliario se habia fabricado para encajar en el cuarto con exactitud

La cama era grande con cabecera de madera de nogal maciza que se asentaba perfectamente contra la pared, pesados cajones a juego, se deslizaban en la pared de piedra formando un tocador, cubierto con un tapete a un lado la cama. Al otro lado de la habitacion habia una pequeña chimenea, la madera eran troncos falsos que funcionaban con gas.

Ya no pertenecía a este lugar, y comenzaba a preguntarme si alguna vez lo habia hecho...

Respirando hondo, me pase las manos por el pelo y escuche como Franco subía las escaleras, el entro en el cuarto con una sonrisa amistosa, pero sus ojos marrones eran sombríos cuando se encontraron con los míos

-¿Estará usted bien aquí señorita Anahi?-le pregunto mientras colocaba la maleta grande y la bolsa en la rejilla para el equipaje junto a la puerta-puedo preparar rápidamente otra habitacion-

-No estoy bien Franco-sacudí mi cabeza-

¿Qué mas daba? Habia regresado, principalmente para encontrar algo que nunca existió... Era mejor que lo supiese ahora, antes de llegar mas lejos

-¿quiere que le pida la cena señorita?-me pregunto-

Mi padre y mi madrastra no estaban, así sabia que los criados estarían preparando su propia cena, negué con la cabeza... Probablemente habían esperado una noche de descanso y yo no les privaría de eso; lo que mas me dolía era la ausencia de mi padre, el sabia que venia y no estaba alli... Era la primera vez que se marchaba sabiendo que vendría a casa y la primera vez que me sentía como si fuese una extraña en mi propia casa

* * * * * *

Narra Anahi

Una cosa que me encantaba de la habitacion de la torre era el baño. El espacioso cuarto estaba situado a la derecha de la cama, y poseía una enorme bañera lo bastante grande para tres personas y una pared entera cubierta de espejo

Franco habia abastecido la pequeña nevera en contra de mis protestas, una de sus pequeñas sorpresas fue una botella de su vino blanco favorito... La abrí, me serví una copa llena y comencé a dar sorbos mientras el agua llenaba la bañera, el vapor se elevo llenando el cuarto, creando un efecto estéreo junto con el brillo de las velas que habia encendido

Me quite el pantalón y la camisa, apoyando la copa y la botella sobre un pequeño estante, y me hundí en el burbujeante liquido... Exquisito, me incline hacia atrás contra la porcelana y apoye la cabeza en el reposacabezas acolchonado

Cerré los ojos e inhale profundamente, habia esperado que mi padre estuviese en casa, habia esperado alguna clase de bienvenida... No me habia esperado que me abandonaran a mi suerte, pero la pecaminosa riqueza de la bañera aliviaba u poco la herida, podia disfrutarla esta ultima vez

No habia a la casa sin motivos cultos, eso lo sabia. Quizás este era mi castigo por ello, no era mi padre quien me habia atraído sino el hombre que sabia que llegaría tarde o temprano... Alfonso, suspire profundamente, sonrojándome una vez mas ante el recuerdo de la conversación telefónica... Podia tener un poco de sexo con el, no era como si fuese virgen, era por todo lo demás; el no era de los que se limitaban a un sexo normal... el era salvaje y pervertido, le gustaba dar mas sabor a las cosas, según habia escuchado

Gemí recordando su promesa de atarme a su cama y lo que haria conmigo alli

Lo conocía a Alfonso desde antes que mi padre se casase con su hermanastra, habia oido hablar de sus practicas sexuales, de sus placeres, era un hedonista, malvado... Y a veces, le gustaba dominar, no se comportaba como un matón fuera del dormitorio; seguro de si mismo, altanero si, pero no un matón. Pero yo habia oido los rumores...

Historias sobre las preferencias de el, su insistencia en la sumisión por parte de las mujeres, los comentarios que el me habia hecho a través de los años solamente daban mayor credibilidad hacia aquellos rumores

Temblé solo ante la idea de ser dominada por Alfonso. El miedo y la excitación vibraron a través de mis venas, no necesitaba el deseo que sentia por el, no necesitaba el corazón roto que sabia que el provocaría, apure el vino de su copa y me saque otra, notando que los efectos de la bebida ya corrían por mi sistema, finalmente me sentí mas relajada, disfrutando de las sensaciones, me serví otra, esperando que al menos esta noche pudiera conseguir unas pocas horas de sueño sin soñar con el hombre que me volvía loca

A la mañana siguiente baje las escaleras esperando ser bienvenida por mi padre. Me habia puesto el suéter gris que el me habia mandado el mes anterior, diminutos botones de perla lo cerraban en un ribete justo por encima de mis pechos, traía zapatos bajos a juego y perlas en el cuello

Confiada y segura de mi misma, me sentia capas de sortear las preguntas de mi padre, su insistencia para que volviera a casa por un tiempo

En lugar de ello, cuando entre en el familiar salón, débilmente iluminado... Me encontré con Alfonso

La Tentación (Ponny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora