Cuento 11: La revelación

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¡Hoy es un día feliz! Voy a pasear con mi hermana en el centro de la ciudad. Nos encontramos temprano, en los torniquetes del metro. Cuando nos encontramos nos abrazamos bien fuerte, ¡qué nostalgias!

- Lívia, ¿qué tal si tomamos un café antes de las compras? – le pregunto con hambre.

- Sí, ¿en dónde?

- Conozco una cafetería muy buena. Allá arriba, ¡subiendo la ladera! - Le contesto, señalando la calle de arriba.

- ¿Está lejos? – me pregunta, algo desanimada.

- ¡No! ¡Vamos te invito!

En el camino, entramos en una tienda para mirar bisuterías. Él llega, doy un saltito imperceptible a los ojos de las otras personas, me abraza y camina conmigo. Puedo sentir su brazo alrededor de mi cuerpo.

Llegamos, pedimos un café y bizcocho.

- Lívia, ¡me acompaña un espíritu! – le cuento animada.

- Lo sé, lo noté cuando ha llegado. – Me contestó, mirando hacia la silla en donde él estaba.

- Me acompaña, conversa conmigo y ¡lo quiero!

Ella me mira sorpresa y ¡tiene un ataque de risa!

- ¿Cómo te puede gustar a un espíritu? – me pregunta espantada.

Lloraba de la risa. De repente Lívia se puso seria.

- ¡No puedes quedarte con él! ¡Él es maligno!

- ¡No lo es! ¿Cómo puede ser malo, si solo me enseña cosas buenas? – lo defiendo aprensiva.

- ¡Tienes que echarlo! – vocifera.

- ¡No puedo, me gusta! ¡Es como si fuera mi novio! – le aclaro.

Ella se ríe de nuevo, se pone colorada. Me río también, parece locura...

- ¡Qué absurdo, hermana! ¡Qué absurdo eso! – me dice cabizbaja.

- Dale... muchas veces noto que su naturaleza no es buena, pero conmigo ¡lo es!

- Él espera a que te duermas y entonces tiene relaciones contigo y lo hace ¡todas las noches!

- ¿Cómo? ¡No me acuerdo! – le contesto confundida.

- Dios me está revelando! Sus espíritus se encuentran, ¡mientras duermes!

- ¡No me acuerdo! ¡Me enseña cosas interesantes! ¡Me regala flores!

- Klaus me contó que tuvo una visión contigo: ¡un hombre te regalaba flores! Y le dije, no puede ser, ¡mi hermana es una mujer seria! ¡Eso es tu imaginación!

- Es verdad, ¡no es su imaginación! – le digo admirada.

- Me dijo que había un hombre flirteando contigo, entonces, le contesté: ¡Estás mal de la cabeza! ¿Mi hermana? ¡No puede ser!

- ¡Puedes decirle que no era su imaginación! ¡Es verdad!

- Ana, ¡tienes que echarlo! ¡Está absorbiendo tus energías! ¡Vive de eso!

- No tengo fuerzas... – le contesto abatida.

- ¿Cómo lo ves?

- Lo veo y oigo con la mente. Si ves y oyes con los ojos y oídos carnales, ingrésate en un manicomio pues ¡ya es locura! ¡Lo espiritual siempre es con la mente! – le explico.

Me pongo triste, quisiera quedarme con él, lo amo. Entonces pienso: "Y si él es así como me dijo mi hermana?"

- ¿Le preguntaste lo qué hace?

RevelacionesWhere stories live. Discover now