Cuento 24: El primer oculto

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Abro los ojos... mi cuarto está tomado por la penumbra. De repente, veo una sombra saliendo de mí, como si fuera vapor...

Una luz resplandeciente nace de mi cuerpo y se desparrama por el cuarto

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Una luz resplandeciente nace de mi cuerpo y se desparrama por el cuarto... la entidad sube veloz por la pared y atraviesa el techo.

 la entidad sube veloz por la pared y atraviesa el techo

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Y se fue...

"¿Estoy soñando o es una visión?" – le indago intrigada.

- ¡María Padilla! – exclama un ángel.

"¿Quién es ella? Debe ser uno de los ocultos de que el ángel dijo en el pasado..." – pienso.

Al día siguiente, converso con mi hermana Livia:

- Esta noche, he tenido una visión con un espíritu llamado María Padilla Mientras salía de mí, una fuerte luz apareció y ella se fue por el techo. ¿Quién es ella?

- ¡Dios mío! Es una de las jefas de las Pombas Giras. Empieza una campaña de oración: lee por tres noches el Salmos 91 antes de dormir. Ese espíritu trabaja con hechizos de atadura: ata tu cuerpo al de la persona que lo ha enviado y te pone deseo sexual. – me lo explica.

- Creo que es uno de los espíritus que estaba trabajando en oculto. – concluyo.

- Sí. Veo a tu amigo Casio... ha sido él quien te lo ha enviado.

- ¿Se habrá disuelto ese hechizo? Parece que se ha ido.

- ¡Tienes que seguir orando, Ana! – me lo dice firme.

- Me acuerdo de la noche en que ha llegado... ¡también por el techo!

- ¡Su vestido era negro! – y sigo

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- ¡Su vestido era negro! – y sigo. – Pero, ¿cuándo se fue, era casi blanco! ¿Por qué?

- ¡Aquella luz era la "Luz de Dios"! El vestido se ha quedado blanco porque ella ha sido "contaminada" por la Luz. Su armadura, que es su vestido fue dañada y, por eso, cambió de color. En la realidad, ¡saltó de ti y huyó!

- ¡Eso mismo! Pero, no creo que ella estuviese actuando en mí.

- Si el deseo por aquel hombre ha aumentado es porque ella ya estaba actuando, y ¡no lo notaste!

- Sí, ha aumentado.

- Era como si ella hiciera parte de ti, por eso, ¡no notaste su presencia! A través de las oraciones, vino la luz de Dios y ella ¡tuvo que salir! ¡Luz y nieblas no pueden coexistir!

- Recordando ahora todo lo que ha pasado, ¡tienes razón hermanita!

Terminamos la conversación y nos despedimos.

"Las tinieblas fueron disipadas por la "Luz de Dios". No necesitamos temer al enemigo, pues, Dios nos ha dado la armadura y el escudo para protegernos." – pienso.

RevelacionesWhere stories live. Discover now