CAPÍTULO VI - Cuento 21: La tregua

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Me senté en la mesa para almorzar. Comí arroz, frijoles y pollo.

- ¡Ñam!... ¡qué rico! – pensaba feliz.

Con la mente, oigo una gallina:

- ¡Clo-clo-clo! Estaba viva, ¡ahora muerta!

Tengo una visión...

Aparece una gallina blanca caminado y picoteando

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Aparece una gallina blanca caminado y picoteando. ¡Siento el olor a pluma! Pierdo el hambre y tiro el resto de la comida en la basura.

Al día siguiente, decidí hacer carne asada. Me quedé con un poco de aversión al pollo. Me hice un lindo plato con arroz, frijoles y carne. Tenía mucha y me senté para comer.

- ¡Ñam!... ¡qué rico!

Oigo un mugido:

- ¡Muuuu!, estaba viva, ¡ahora estoy muerta!

Tengo otra visión...

¡Y aparece una vaca!

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¡Y aparece una vaca!

Veo dos espíritus, sentados en la mesa, a mi lado, divirtiéndose a mi costa. Se reían, juntos, uno al lado del otro. Uno se ponía la mano en la boca.

- ¡Ya basta! ¡Otra vez ustedes! ¡No me dejan en paz, ¡ni siquiera a la hora de comer! Salgan ahora, de esta casa, ¡en el nombre de Jesús! – Les dije furiosa.

Y se fueron.

Empiezo a reírme. ¡Fue gracioso lo que han hecho!

"Ahora entiendo por qué las personas oran antes de comer y consagran el alimento... es para que haya paz en la mesa." – pienso.

Viene el ángel del Señor y me avisa:

- Descansa por ahora, pues los demás no se van a manifestar en este momento. Solo te están observando.

Sigo con las oraciones, le pido continuamente a Dios un contacto mayor con Él y ¡con el mundo espiritual! ¡Quiero ver más! Confío en Dios, y, por eso, no temo.

RevelacionesWhere stories live. Discover now