Resaca

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Le dolía la cabeza como si un elefante aplastara su cráneo con una sola de sus patas, el ruido del timbre taladraba sus oidos hasta hacerlos sangrar y tenía un sabor amargo en la boca... ¿Acaso anoche había vomitado después de todo?

A mitad de sus divagaciones el timbre cesó pero ahora unas enormes pisadas querían destruir sus delicados y preciosos tímpanos.

-¡Oh! ¡Aquí estás, hombre! Supuse que no estabas en casa ya que no respondías el timbre o tu celular. -Kuroo se asomó en la entrada de su habitación mostrando su enorme sonrisa gatuna, era obvio que ya se había dado cuenta que tenía resaca y hacía su tono de voz más elevado para atormentarlo. -Por un momento pensé que estabas tirado en una zanja, ya que no dabas señales de vida.

Él quería estar en una zanja admitió en su mente, tal vez ahí podría descansar un poco ya que por mucho que enterrará su cabeza debajo de las almohadas seguía escuchando a Kuroo y cada uno de sus movimientos dentro de su departamento.

Kuroo con toda la delicadeza de una vaca ciega arrancó las almohadas que protegían la cabeza del peliblanco, insistió en que se levantará para tomar algo pero cuando Bokuto vió lo que le ofrecía arrugó ferozmente el entrecejo y negó de forma contundente, ya había bebido alcohol suficiente para este año. Kuroo encogió los hombros con indiferencia, abrió la lata de cerveza que anteriormente le había ofrecido a su amigo y le dió un gran trago, después de saborear el sabor amargo y refrescante de su bebida le entregó a Bokuto una bolsa con sueros y cervezas dentro, Bokuto apartó las cervezas y le agradeció por los sueros con emoción.

-Y dime ¿Tu trasero alcoholizado logró llegar a casa de Akaashi? -Ahí estaba de nuevo su sonrisa gatuna, a veces Bokuto se preguntaba si haría esa misma cara de gato astuto cuando tratará con sus clientes, esperaba que no, podrían declinar su oferta o pedir trabajar con alguien más. ¡Podrían llamar a la policía acusandolo de querer estafarlos!

-Si, mi trasero alcoholizado pago muy bien para ser llevado hasta la fachada de su departamento, creó que si hubiera dado más el taxista me hubiera escoltado hasta la puerta. -Bokuto recordaba que hasta se había bajado a abrirle la puerta con ese clima tan frío, sino hubiera tenido la cabeza hecha un lío le hubiera pedido su número para poder llamarlo cuando necesitará un chófer.

-¿Y que pasó? ¿Armaste un escándalo digno de un borracho? ¿Akaashi no estaba? ¿Akaashi no estaba y por eso armaste un escándalo? ¿Lloraste? -Kuroo lanzaba una pregunta tras otra y con cada una su sonrisa se ensanchaba un poco más hasta llegar a competir con el gato de Cheshire.

-¿Sólo puedes imaginarme en dos situaciones fatidicas? Ugh, Akaaashi si estaba… -musitó Bokuto sosteniendo su cabeza entre sus manos y gimiendo de dolor, está era la resaca más fuerte que había tenido hasta ahora, tal vez era así porque estaba diluida con su karma.

-¡¿YYYYY?! ¡Por favor cuentame todo lo que recuerdes y con lujo de detalles! -Kuroo no llego a visitarlo solo con cervezas y sueros en la mano, también trajo consigo un termo lleno de sopa caldosa para su resaca pero a pesar de que se la estaba ofreciendo, no la soltaba, era obvio que primero quería detalles jugosos.

-No paso gran cosa. -respondió encogiendo los hombros sin despegar la vista del termo- Sólo llegué, dije muchas cosas sin sentido y salí corriendo antes de vomitar, eso fue todo. -dijo para acto seguido tomar un sorbo de esa deliciosa sopa.

-¿Eso fue todo? ¿Nada de escándalos que involucren a la policía? -Kuroo estaba más desilusionado que aliviado al saber que no se había metido en grandes problemas.

-Si hubo un policía involucrado.

-¡¿Enserio?! -Ahora Kuroo rebosaba de felicidad.

-Si, cuando deje de correr, me senté frente a un local cerrado, un policía que estaba patrullando la zona me vió y se ofreció en llamar un taxi para poder irme a casa.

Redescubriendo a AkaashiWhere stories live. Discover now