Cap. 11

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Nota: sé que los apellidos de Mew y Gulf no son Kanawut y Suppasit pero es mejor que use estos que son públicos y no sus reales. Nos vemos en un ratito en el otro capítulo. <3

***

Lunes 11, por la tarde.

El clima en la ciudad ha cambiado, las corrientes de aire se hacen presente anunciando las fiestas de pascua. Mi oficina es tranquila y cómoda. Existe un ánimo diferente en afuera de la oficina, usualmente en estos días se realizan acontecimientos para festejar el día de pascua, eso hace feliz y productivos a los empleados, por lo tanto, me genera ganancias y producción.

Mew me ha enviado un mensaje de texto, hoy a la 1 de la tarde regresó de su viaje de negocios, me ha pedido que no comiera para hacerlo juntos.

Ayer domingo estuvo algo exigente, Mew estuvo molesto porque no atendí sus llamadas el sábado así que cada vez que él tuvo tiempo libre me hizo tener videollamadas con él. El evento sobre la venta del nuevo modelo ha sido un éxito, aunque esto era de esperarse, todos los autos de la agencia Suppasit son considerados los mejores en el mercado.

Estoy orgulloso de él. Y por supuesto, su familia es feliz tanto como él mismo, así que todos ganan. La familia de Mew es realmente encantadora y perfecta...

Miró la hora en el reloj de mi computadora. Son las 2:15 pm, no tarda en llegar. Por suerte he terminado con todos los pendientes en la oficina y podré atenderlo con calma. En contra de mi voluntad lo he extrañado.

-¡Tienes que estar bromeando!

Alcé la mirada ante la voz gruesa y tan familiar. Mew entró a mi oficina, lleva en una mano dos bolsas enormes cafés y en la otra sostiene el teléfono hablando con quién sabe. Me apresuró a ayudarle, le quito las bolsas y colocó estas sobre la pequeña sala de mi oficina.

Hablando del diablo.

Mew lleva una camisa blanca un poco desabotonada, pantalones mezclilla y tenis. Luce bastante relajado para un día normal de trabajo.

-Te he dicho que regresé hace una hora, tengo hambre y no he visto a mi novio en varios días. –dijo Mew molesto gritándole a una pobre alma al otro lado de la línea.- Pues inventa algo, no me interesa después de todo ellos son los que quieren el nuevo modelo. Está bien, bueno. Adiós.

Mew cuelga y suelta un suspiro. Entonces me mira. Me he sentado en el sofá marrón solo esperando a que terminé. El luce demasiado dramático con su cabello desordenado quién sabe cuántas veces paso su mano por este.

-Sigues trabajando. –dije burlándome.

Mew gruñe, se desliza sobre el sofá y me envuelve en un enorme abrazo asfixiante. Joder, mis costillas protestan. Aunque no lo aparto solo le doy palmaditas reconfortantes en su espalda.

-Te extrañé demasiado, a la próxima vienes conmigo –se quejó su voz amortiguada por tener su rostro sobre mi pecho.

-Sí, quieres que mi empresa se derrumbe y la tuve surja, conozco ese plan –respondí divertido.

-Nada tiene que ver con el trabajo. Dormí solo y hacía frío.

Mi pecho se apretó porque conocí bastante bien esos sentimientos en su ausencia. Subí la mano hasta su cabello, acariciando sus mechones rebeldes que han sido maltratados.

-De acuerdo, ¿Por qué estas siendo molestado ahora que estas en casa?

Mew alzó el rostro mirándome cansado.- Es mi secretaria, sabes que cuando un nuevo automóvil sale a la venta me saturan de pedidos, sin embargo, Tokio quiere ordenar más de lo normal.

Estaba por darle una solución cuando unos golpes tímidos en mi puerta captaron mi atención. Lu se encuentra en la oficina de administración así que no hay nadie que me anuncie.

Frunzo el ceño.

-Adelante –grité poniéndome de pie.

Mew me suelta para que atienda. Entonces Bright aparece en mi puerta, trae consigo una carpeta y lo que parece ser una bolsa de papel.

-Buenas tardes, señor –saluda en su usual tono bajo, cuándo se da cuenta que tengo compañía también saluda formalmente.

-Oh, ¿Qué sucede Bright? –preguntó extrañado, no recuerdo haber hecho ningún pedido.

-Me envió el jefe de cobranza, la corrección esta hecha, yo mismo lo hice. Espero que esta vez no encuentre errores, señor. –dijo Bright ofreciéndome la carpeta.

Arqueó la ceja y recibo la carpeta sosteniéndola en una mano, le echó un vistazo rápido.

-Bien, necesito que el jefe de cobranza venga a verme a la oficina en cuanto termine sus obligaciones, no pasa mucho tiempo en el edificio por lo que veo si tiene que mandarte –indiqué desconfiado.

-Si, señor.

-De acuerdo.

Bright asintió. Él estaba por irse cuando de repente se detuvo y se acercó de nuevo, me ofreció la bolsa de papel. -Por cierto, señor. Esto es para usted.

-¿Para mí? –pregunté confundido.

-Si, espero no ofenderle, quería darle las gracias por ayudarme y llevarme a casa. Son pastelillos, soy un buen cocinero espero le gusten. –dijo Bright, su rostro lucía sonrojado y sus ojos no miraban en mi dirección.

-Mm gracias, no tenías que molestarte. –respondí aceptando la bolsa. El olor que provino de dicha bolsa abrió mi apetito.

-No fue nada, bien, me retiro. Con permiso –dijo Bright dirigiéndose a mí y mi visitante.

Bright salió de mi oficina cerrando la puerta detrás de él. Al echar un vistazo en la bolsa, unos pastelillos llenos de color me dieron la bienvenida con un olor exquisito. Mi hambre se multiplicó.

-Así que... llevaste a ese chico a su casa.

Di un respingo. La voz de Mew se encontraba cerca, tan cerca que pude sentir su aliento sobre mi mejilla. Eso no fue lo que provocó que mi cuerpo se tensará, fue el tono que usó.

Jodidamierda.

VulnerableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora