𝑫𝒐𝒔

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Ahí se encontraba el Omega, mirando todo a su alrededor.

Era un palacio hermoso.

Ahora se encontraba en la sala del trono y se sentía algo incómodo y avergonzado.

Se habían presentado muchos Omegas de la realeza y alguno del reino, solo que tenían dinero. Hijos de comerciantes.

Él era el único campesino al parecer. Sabía que no tenía ninguna oportunidad, pero igual ahí estaba.

— ¿Cuántos se han presentado? — Preguntó Mingi mientras se colocaba bien su chaqueta de color negro, a conjunto con su elegante traje

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— ¿Cuántos se han presentado? — Preguntó Mingi mientras se colocaba bien su chaqueta de color negro, a conjunto con su elegante traje.

— 20. La gran mayoría son miembros de la corte, hay unos cuantos del reino que son hijos de comerciantes. Ah sí, también hay uno que es un campesino. — Dijo el ayudante del Alfa, era un Beta.

— ¿Un campesino?

Mingi lo pensó, estaría bien conocer a alguien así. Aunque sabía que ha su padre no le gustaría, una razón más para querer conocerlo. No se llevaba bien con su padre.

— Sí, si quieres lo descalifico.

— No, no. Quiero conocerlo. — El Beta a su lado se encogió de hombros. — ¿Cómo vas a elegir?, son 20 Omegas y cada uno es diferente.

No tan diferentes si me hablan de dinero o de sí mismos”

Pensó el Alfa.

No era fácil escoger a su futuro esposo o esposa. Pero tenía algo en mente.

— Ya tengo pensado eso. — El Beta asintió.

Una vez estaba preparado cogió un saquito de su mesilla y bajaron a la sala del trono, dónde se encontraban los Omegas.

A algunos los conocía gracias a su padre. Otros le sonaban gracias a que sus padres son importantes comerciantes del pueblo. Y el otro, el campesino, no le sonaba de nada. Le llamó la atención, parecía el más apartado del resto. Y, debía admitir, que era un Omega hermoso.

Se aclaró la garganta y todos le prestaron atención claramente.

“Almenos puedo verle de cerca una vez...”

Pensó el Omega observando al príncipe. Su corazón iba muy rápido y juraría que cualquiera podría escucharlo. El calor comenzó a subirle hasta las mejillas, seguramente ya estaba rojo como su pelo.

— Buenos días. — Comenzó a decir el rey con una voz fuerte y clara. — Ante todo, me gustaría daros las gracias por venir aquí. — Esa sonrisa que poseía el Alfa estaba matando al Omega, su corazón iba cada vez más fuerte. — Os preguntaréis cómo elegiré a mí futura esposa o esposo. Os daré un reto.

Aquello llamó la atención de todos los presentes, incluso del ayudante del rey. Nadie sabía que podrían esperarse de aquello.

— Os daré una semilla a cada uno. — Dijo mostrando el saquito que tenía en su mano — En seis meses volveréis y me traeréis la flor que habrá crecido de esta semilla. El que me traiga la flor más hermosa, se casará conmigo.

Todos lo miraban como si estuviera loco, ¿Con una flor? ¿Así va a elegir?

A nadie le parecía lógico, a saber que se le pasaba por la mente a ese Alfa. Pero todos darían su mayor esfuerzo.

El pequeño pelirrojo estaba sorprendido, podría tener una oportunidad. La jardinería y las plantas en general se le daban de maravilla, desde pequeño trabajaba en eso. Plantaría esa flor, y la cuidaría con mucho amor.

El Alfa se acercó y le dejó a cada uno una semilla. Hongjoong podría jurar que el príncipe escuchó su corazón y casi le explota cuando le sonrió.

Estaba muy emocionado, nada más llegar a su casa plantaría esa semilla.

Y así lo hizo. Nada más salir de palacio se fue corriendo a su casa, deseaba contarle todo a su amada abuela.

Era rápido así que no tardó en llegar a casa, su abuela estaba en el porche. Estaba sentada en su mecedora, disfrutando de la mañana.

— ¡Abuela! ¡Abuela! — Dijo el Omega acercándose a ella corriendo.

La anciana sonrió. Recordó esos momentos hace años atrás, dónde ella estaba sentada en el porche y el pequeño Hongjoong de 5 años se acercaba a ella de esa misma forma. Corriendo con una gran sonrisa y acercándose a ella llamándola.

— Hola cielo, ¿Cómo es que estás tan feliz? — Preguntó acariciando su espalda.

— ¡Tengo una oportunidad! — Dijo con una gran sonrisa.

— ¿En serio? — La Omega estaba sorprendida. Su nieto no tenía dinero, ¿Cómo tenía una oportunidad?

— El príncipe nos dio a cada Omega una semilla. — Dijo sacando la nombrada de su bolsillo, se aseguró de que no se le cayera. — Quién le lleve la flor más hermosa en seis meses, se casará con él. Sé que será la mía, la cuidaré con mucho amor.

— Eso es una maravilla. Pues vamos a plantar esa semilla. — Dijo sonriendo y levantándose de su mecedora, con la ayuda de su nieto.

Fueron al huerto, había una parte sin sementar así que sería un lugar perfecto.

Hizo un pequeño agujero en la tierra y puso la semilla para después enterrarla y regarla. Se encargaría de cuidarla todos los días. Esa flor será la más hermosa, estaba seguro.

花FLOWER ⟨Minjoong⟩Where stories live. Discover now