Capitulo tres: [Editado]

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Narrado por Tessa:

—Tessa. —Sentí un dedo demasiado molesto presionar sobre mi párpado izquierdo y sin dudarlo levanté la mano para apartar la estúpida intromisión a mi sueño—. Tessy, me duele mucho la cabeza. ¿Dónde tienes las aspirinas?

La voz ronca de Rose y el aliento apestoso eran totalmente inconfundibles, no necesitaba ni siquiera abrir los ojos para reconocerla. Levanté mi mano y estampé la palma en su rostro empujándola lejos de mi, su aliento era asqueroso y me preguntaba si nada había muerto en su boca.

—¿Siquiera te has cepillado los dientes? Puedo asegurar que tu cuerpo sigue siendo setenta por ciento alcohol. —Sentí a Rose dejándose caer a mi lado y sin perder el tiempo comencé a protestar. Tenía sueño, hambre y mi cabeza parecía palpitar. Todo, absolutamente todo era su culpa—. Quiero golpearte, Rose.

—Estas autorizada a hacerlo después de traerme una pastilla. Eso sí, nada de golpes en la cabeza, siento que mi cerebro esta a segundos de perforar mi cráneo para salir corriendo. —Escuché un gemido de dolor ahogado por la almohada y luego, su dedo estaba picando en mi mejilla—. Teeeess.

Estaba cansada por pasar la noche cuidándola y que no pudiera dejarme dormir diez minutos más me puso histérica.

—¡¿Qué diablos quieres, Rosemary?! —Abrí los ojos y me incorporé en la cama con brusquedad. Rose estaba revolcándose entre las sabanas y presionaba ambas manos en su cabeza como si realmente estuviera por estallar—. Me pasé toda la noche trayéndote agua, aspirinas y café cargado tal como me pediste, y como si fuera poco, teníamos que comenzar de cero cada vez que vaciabas tu estómago...¡en un cubo que no te levantabas a limpiar! Si me dejaras dormir diez minutos, solo diez minutos más, podrías hablarme sin que quiera asesinarte.

El gran problema de ser una soñadora era que los sueños intervenían con tu vida con más frecuencia si la persona involucrada se acercaba a ti y la visión desde hacía varias semanas atrás venía jodiendo mi sueño. No podía descansar con normalidad, no podía concentrarme y mucho menos podía ignorarlo. Estaba ahí todo el tiempo, cada vez que mis ojos decidían cerrarse el camión se dirigía directo a mi sin intenciones de detenerse y aunque quisiera, aunque deseara con todas mis fuerzas que no pasara, era algo que parecía inevitable.

El sueño no cambiaba y tampoco estaba en mi poder modificarlo. El gran problema era que desde que Kyle Stevenson se había presentado ante mi en aquella fiesta de mierda no podía siquiera cerrar los ojos por más de diez segundos cuando él aparecía conduciendo a los gritos y después, todo se oscurecía. Estar cerca de él volvería de mi cabeza un lío, y no podía evitar ninguna de las dos cosas.

Una Rose borracha que me hiciera pasar la noche despierta no era algo bueno.

—Lo siento, es que mi cabeza no parece dispuesta a soportar diez minutos más —respondió en un susurro y cuando sus ojos se abrieron para mirarme vi que estaban enrojecidos al igual que un poco somnolientos. Tenía una apariencia enferma que me preocupaba, pero sabía que solo era el alcohol—. Evita gritar ¿si? Realmente siento que me duele todo.

—Lo siento —respondí con un suspiro. Miré el reloj y noté que eran las 8.26 de la mañana, eso solo podía significar que había dormido menos de una hora—. ¿Lograste descansar algo?

—Muy poco, voy a necesitar un sueño reparador. —Asentí mientras salía de la cama y me dije que estaba completamente de acuerdo con ella. Necesitaba al menos descansar por seis horas, me lo merecía—. Es bueno que sea sábado, ¿no?

Estaba alcanzando una botella de agua y un blister de aspirinas cuando sus palabras llegaron a mi. Me moví hasta a ella con ambas cosas en la mano y las dejé en la cama para buscar mi móvil debajo de la almohada. Podía recordar perfectamente el mensaje de Kyle después de irse, y estaba a segundos de hacer un baile de la victoria por todo mi dormitorio.

The boy in my dreams [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora