Capitulo siete [EDITADO]

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Narrado por Tessa:


No importaba cuanto lo intentara o cuanto esfuerzo pusiera de mi parte, dormir más de dos horas sin soñar con los ojos de Kyle fijos en la carretera cuando su rostro era alumbrado por las luces del camión era realmente imposible. Había intentado con todos los métodos que conocía y nada había dado resultado, ni siquiera las pastillas para dormir que le había quitado a mamá.

No podía pasar mucho tiempo sin que Kyle rondara por mi mente, el poseía incluso el poder de invadir mi inconsciente con sus ojos oscuros. ¿Cuántos secretos podía guardar? ¿Cuántos estaba dispuesta a descubrir?

No demoré demasiado en darme por vencida. Rodee por la cama, me incliné para ver el reloj sobre la mesa de noche y los números rojos me dieron la bienvenida al planeta tierra a las seis y media de la mañana. Había visto ese reloj a las dos, a dos y quince, a las tres. No tenía sentido permanecer en la cama cuando vería a Kyle en poco más de una hora.

La anticipación tensionó mi estómago y escaló por mi pecho sin permiso alguno. Presioné una almohada contra mi rostro y aguanté las ganas de gritar. ¿Qué me estaba haciendo ese hombre? No podía sentir que mi mundo cambiaba solo porque su nombre rondaba mi mente.

Tenía que controlar mis pensamientos si quería comenzar a controlar lo que me rodeaba.

Salí de la cama soltando un suspiro cargado de desesperación y tomé una muda de ropa antes de dirigirme al baño por una ducha. Necesitaba despejar mi mente y alejar el cansancio que me estaba dominando. No iba a controlar mis emociones ni aunque pusiera todo mi esfuerzo en eso, no era posible. Debía aceptar que lo que sentía no podía ser modificado a mi antojo, estaba en mi aceptarlo o causarme daño por querer suprimir lo que estaba ahí.

Kyle Stevenson se estaba haciendo sentir relevante en mi mundo y estaba bien, nada podría cambiar semejante locura.

Salí de la ducha veinte minutos después, con la piel de gallina por el agua fría, el maquillaje de la noche anterior corrido y los pensamientos más enredados que al entrar. Me coloqué una bata negra y me dispuse a quitar cualquier rastro de maquillaje cuando una llamada entrante se hizo escuchar por toda mi habitación. Salí del baño corriendo y resbalando en más de una ocasión y cuando estuve cerca de mi cama no demoré en lanzarme en su busca. Las mantas estaban enredadas y el teléfono parecía estar debajo de aquel montón inservible por lo que, bastante frustrada, las aparté de la cama y encontré el aparato.

Kyle, ¿por qué no me sorprendía?

—Hola, Kyle.

—¿Sigue en pie lo de hoy?

Me arrastré fuera de la cama y caminé de regreso al baño. ¿Tan difícil era saludar educadamente cuando llamas a las seis de la mañana?

—Buenos días, dulzura. ¿Cómo estas? Yo muy bien, me alegro de que todo esté en orden —dije de manera irónica—. ¿Dónde están tus modales, Stevenson?

Pude sentir la sonrisa en su rostro cuando respondió:

—Creo que dejé mis modales en la cama. —Sonreí levemente y comencé a retirar los restos de maquillaje con una pequeña toalla—. ¿Dónde me esperas hoy?

—A la mierda con tu educación, me parece que en realidad la salteaste desde pequeño. —Tiré una toalla, y tomé otra—. Hay una cafetería en la esquina de la escuela, es pequeña y puede pasar desapercibida. ¿La conoces?

—¿Dónde Michael lleva a las animadoras?

Solía tomar café en ese local con Rose y después de muchos intentos hice memoria de un día donde había visto a Michael allí, efectivamente con una animadora. ¿Acaso siempre iba al mismo lugar? ¿No sabía que las animadoras se contaban las citas en los vestuarios?

The boy in my dreams [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora