Capitulo ocho: [EDITADO]

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Narrado por Tessa:


Podía sentir mi corazón acelerándose a la par del coche en donde estábamos. Los latidos parecían cubrir mis oídos mientras ponía cada gramo de voluntad queriendo dominar mi cuerpo. Estaba mal estar asustada, estaba mal preocuparme por mi.

Steve era a quien debía proteger. Steve era quien debía regresar a nuestro mundo.

—Lo siento, Tess. —Crucé mi brazo sobre su pecho en cuanto papá realizó una maniobra brusca. Mi cuerpo se fue involuntariamente a un lado, por poco chocando con él—. Lo siento, jamás quise esto. Lo siento.

Miré a mi hermano directo a los ojos y pude verlo, era un adolescente asustado y abrumado de que sus decisiones nos hubieran llevado a ese punto. Estaba arrepentido y me necesitaba. Maldita sea, él me necesitaba tanto como yo lo había necesitado a él.

—No tienes nada que lamentar, saldremos de esto ¿vale? Lo prometo. —Asintió en mi dirección totalmente temeroso, sus ojos se habían cargado de lágrimas—. Todo estará bien.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo. —Miré hacía atrás mientras me sostenía del asiento para ver como el coche se acercaba de manera peligrosa—. ¡Papá!

Mi grito quedó ahogado cuando el choque se volvió inminente. Dimos vueltas, los vidrios del coche se rompieron y mi cuerpo golpeó violentamente la ventana mientras sostenía a Steve.

—¡Steve!

Sus ojos ya no estaban abiertos.


—¡Tess! —El grito de Kyle pareció destrozar mis oídos y en respuesta mis ojos no demoraron en abrirse. Demoré unos segundos en asentarme en la realidad pero en cuanto lo hice, y lo vi arrodillado junto a mi, no demoré en rodear su cuello con mis brazos—. Hey, ¿estás bien? Sólo fue una pesadilla.

Cerré los ojos mientras su perfume me embriagaba y una y otra vez me repetí que no lo había sido. No importaba cuanto lo evitara, o cuanto pusiera de mi parte, los recuerdos seguían sumergidos en mi mente como si fueran del día anterior. Mi mano sobre su pecho se había sentido real, el dolor en sus ojos y su respiración dentro del coche también. Todo era doloroso, perturbador.

Nada duele más que recordar lo que fue, y no volverá a ser.

—Dulzura. —Las manos de Kyle se apoyaron sobre mi cintura y sin que lo quisiera apartó su cuerpo del mío—. ¿Fue una pesadilla?

—No —respondí en un susurro—. No lo fue.

Recorrí la habitación con mis ojos y por primera vez pude notar donde estábamos realmente. Los ventanales panorámicos de aquel dormitorio dejaban que los primeros rayos de luz atravesaran las cortinas con muy pocas dificultades y sin problemas permitía observar lo que nos rodeaba.

El dormitorio era amplio, por no decir enorme. Una de las paredes tenía una biblioteca llamativa además de varios disco de pasta, los cuales no había visto en demasiado tiempo. Si continuaba recorriendo el lugar podía llegar a dar con un escritorio de madera oscura y encima, una portátil negra se encontraba encendida. Dudaba mucho que Kyle hubiera dormido y cuando regresé mis ojos a él confirmé mis sospechas.

Tenía unas ojeras que fácilmente podrían haberme permitido confundirlo con un muerto.

—¿Quién es Steve? —Me incorporé en la cama y ladee la cabeza, para nada dispuesta a responder—. Gritaste su nombre antes de despertar.

The boy in my dreams [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora