capítulo 30 (editado)

212 13 1
                                    

Narra Emily

Axel ha estado haciendo cualquier cosa para provocarme, incluso estuvo haciendo ejercicio delante de mí sin nada de ropa, y todo, para que le hable, porque no le he dirigido la palabra en todo el día, seguramente se ha preguntado qué estoy haciendo en estos momentos. Pues muy simple, estoy en la cocina apaciguando el hambre; cuando quedo satisfecha me dirijo a la sala donde me percato que las empleadas andan murmurando, despertando mi curiosidad. Me acerco a una de las ellas atrayendo su atención, y sonrío.

─Ehm este.... una pregunta, qué tanto hablan, quiero saber...porque... ya sabes, el aburrimiento mata ─espeto al borde de un colpaso emocional a falta de distracción.

─Bueno, como verás, el jefe está guapísimo y rumoran los guardias que ha estado todo el día solo en boxers por la casa ─se muerde el carrillo mientras prosigue ─, y tengo entendido que su mujer no está aquí todavía, la señorita González se encuentra postrada en una cama.
»Aquí entre nos, todas daríamos lo que fuera por una noche intensa con aquel adonis ─cuando termina su declaración me hace enardecer, me embargan unas ganas espantosas de encimarme en ella y golpearla, sin embargo solo me mantengo con los puños crispados.

«Calma Emily, respira» 

─Oye, de casualidad, ¿cómo te llamas? ─inquiero con suspicacia.

─Olivia, señorita ─contesta.

─Emily, mi nombre es Emily Gonzalez , la mujer de tu jefe, y para tu mal rato no tengo ningún gusto en conocerte, al contrario, me disgusta verte ─despotrico.

«Así es Emily marca el territorio , demuestra quién manda»

─Señorita G-González, lo siento no he querido... ─farfulla y palidece al tiempo.

─ ¿Qué ha dicho antes?, ah sí, que todavía estaba en coma. ¡No me tomes poe estúpida, golfa! ─río irónicamente ─, ahora escúchame bien estúpida, no quiero que vuelvas a acercarte a mi hombre, ni mucho menos vuelvas a hablar así de él, porque la única que lo complace y lo tiene soy yo. Grábate eso, ilusa─exhorto pedante mientras ella asiente.

─Sí, señorita González ─contesta con una mirada acusiante que me produce cero frío y calor, luego abandono la estancia tratando de controlar mis impulsos por arrancarle las estenciones baratas.

Una vez entro a la habitación donde estuve la noche anterior con Axel lo encuentro como Dios lo trajo al mundo, al notar mi presencia sonríe y sin reparos nos comemos con la mirada, lo abordo y estampo mi boca contra la suya, me siento a horcajadas sobre sí y estimulo su palpable erección, sin abandonar sus adictivos labios me apodero de su cuerpo con breves caricias, poco después nos separamos, él aprieta mi trasero y deja una hilera de besos por mi cuello hasta el lóbulo de mi oreja.

─Lo siento mi reina, pero estoy ocupado y no puedo en este momento ─se sale por la tangente y, acto seguido, se marcha dejándome sola y cachonda.

─Agr. ¿con que en esa estamos?, pues bien, si quieres jugar, pues juguemos.

Mi Mafioso , Mi Venezolana © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora